capítulo 12

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Me despierto sobresaltada al haber escuchado el fuerte sonido de algo impactando contra el suelo.

Estoy acostada en el frío suelo, al notar que todo a mi alrededor está oscuro me siento con las rodillas frente al pecho. Estiro mi brazo para abrazarme las piernas pero esta es detenida por una soga, ¿cómo no noté que mis muñecas están atadas?.

Tiro de la soga para que me guíe al lugar que esta está atada y así poder liberarme.

—Será mejor que no intentes nada.

Una voz masculina acaba de advertirme que no intentara escapar de este lugar. Pero tras el golpe que recibí en la cabeza, y que no me fío de mi propia mente, no sé si eso me lo dijo una persona o simplemente lo pensé en voz alta.

—¿Rick? —susurro, esperando una respuesta de su parte.

—Él ya no está acá. —a lo lejos veo como el fuego de un encendedor me brinda luz al incendiar algo que hay dentro de un balde. —Y créeme que no querrás estar con él en estos momentos.

Agrega con la voz más ronca que antes. Me da ganas de hacer caso con tal de que se quede callado. Aunque supongo que ambos sabemos lo mismo, no voy a hacerle caso.

El hombre se pone de pie y abre una puerta, entrecierro los ojos al recibir tanta luz de golpe. Giró la cabeza para seguir la soga con la vista, en la esquina de la gran habitación hay unas cajas apiladas, y por debajo está la soga que me sostiene.

¿De verdad me dejaron sin atarme a un lado?, ¿Soy libre?

¡¿De verdad?!

Estiro mis piernas para levantarme y salir corriendo antes de que cierren la puerta, pero me detengo al sentir unas manos sobre mi mandíbula. Hace que voltee a verlo, unos pasos más se oyen acercándose a mí.

—Es linda.

El viejo canoso analizó mi cara y abrió la boca para hablar de nuevo, la cerró y soltó mi cara.

Miro al frente para contemplar a tres hombres mayores de edad con sus armas en la mano. Un cuarto está detrás de ellos, sosteniendo la puerta abierta de par en par.

—Si, lo es.

—Podría quererla como otra de sus esposas.

No me molesto en grabar mentalmente los rostros de los hombres que tengo enfrente, no sé cual de todos ellos es el que está hablando. Mi vista sigue centrada en la puerta y la luz que se ve a través de ella. La pared que se ve está lo suficientemente iluminada qué podría ser un pasillo que va a la salida del lugar.

Esa debe ser la salida, ¿Cierto?

No, no serán tan idiotas de mantenerte cerca de la salida. Eso sería un error de principiantes, y lo sabes. Sé que lo sabes.

La voz de Lexa invade mis pensamientos nuevamente. Debo mantenerme firme y fuerte para que podamos salir ilesos de este lugar.

—No voltees para ver a quien dejaste atrás, para salvarte deberás mantenerlos con una carnada.— la voz de Lexa la escucho tan clara que un escalofrío recorre mi cuerpo.

Quisiera que ella estuviera viva, que siguiera a mi lado. De seguro se hubiera llevado bien con Ethan, pelearían todo el día por la forma en la él debe tratarme y ella sobresaldrá con el cariño que me daba, pero de todas formas, a pesar de eso, se hubieran llevado bien.

Y ahora ninguno de ellos está acá.

Tengo que salir de este lugar por ellos. Lexa arriesgó su vida para darme una segunda oportunidad a mí, debo sobrevivir por ella y por el sacrificio que hizo.

Y Ethan, sé que él me anda buscando. Por más que no lo conozco durante mucho tiempo, sé que debe estar desesperado buscándome, creando teorías de a donde podría estar, peleando con el resto del grupo por haberme puesto en peligro.

—Esto es lo que va a pasar. —el hombre morocho se arrodillo hasta quedar a mi altura, y acercó su mano hasta acariciar mi mejilla. Forcejee para detener su mano antes de que llegara a tocarme, pero alguien tironeó de mi soga para prohibir el movimiento.

—Te pondrán esta linda venda en los ojos, te apuntarán con sus armas, y harán que camines hacia donde ellos quieren llevarte. ¿Está claro? —acerca su cara hacia la mía, nuestras bocas quedan a sólo centímetros y el tenerlo tan cerca me dan ganas de golpearlo. —¿Entiendes que te conviene cooperar?

Asiento lentamente. retrocedo hasta que mi cuerpo choca contra la pared de detrás.

—¿Dónde está Rick?

Una gran sonrisa aparece dejando a la vista sus dientes que parecen cubiertos por algo rojo, ¿acaso eso es sangre?.

Otro hombre se agacha, ignora por completo mi pregunta y sostiene la soga que me mantiene atada. Enreda la soga varias veces en su mano y chasqueó la lengua antes de hablar.

—Arriba.

Asciendo con las piernas temblorosas, sin saber durante cuanto tiempo estuve en el suelo. El hombre canoso se puso detrás de mí, puso la venda frente a mis ojos.

—Otra cosa nena, no hagas preguntas. Eso le fastidia demasiado.

Mis ojos hacen contacto con la dura tela del vendaje, siento como me tironea del pelo al hacer el nudo. Alguien sostiene mis muñecas con fuerza, las apoya contra mi espalda y me empuja. Doy mis primeros pasos.

—Sigue avanzando, te queda un largo camino.

Megan [TWD], (the 100)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora