capítulo 15

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Abro los ojos al escuchar que alguien golpea la puerta de la habitación. Tuve los ojos cerrados toda la noche pero aún así no pude dormir. 

Ni por un momento pude dejar de recordar las palabras de Lexa, la sentí tan real como si estuviera sentada en la otra esquina de esta oscura habitación. Ella no quería que me rindiera, y Ethan tampoco lo quiere. 

Yo tampoco quiero rendirme.

Pero cada plan que planeo con la intención de encontrarme con Rick parece imposible, huir sola también parece imposible. 

No puedo mantenerme con la esperanza de que Ethan viniera hasta acá sólo para buscarme, y aunque lo hiciera, nada me garantiza que llegará a mis brazos con vida.

Estoy rodeada de hombres bien armados y probablemente desalmados, dispuestos a asesinar con sus manos a cualquier persona. En especial a una joven chica que parece indefensa, aunque lo mío debe ser sólo una apariencia.

Me sobresalto al oír un ruido aún más fuerte retumbar contra la puerta. Estiró mi cuerpo para luego sentarme en el suelo, sostengo entre mis manos la soga que me ata a la altura de las muñecas, y tironeo de ella.

Bruscamente la puerta se abre de golpe, entran dos hombres armados apuntándome.

—¿Para qué las armas? Ya les dije que es ella. 

La voz que escucho me parece conocida, deseo que sea Ethan pero sé que no lo es. 

Ambos se acercan a mí y me incorporo rápidamente. Inconscientemente doy pasos hacia atrás para que no llegasen a agarrarme. Tironean de la soga que me ata, empujándome hacia ellos.

—Llegó tu hora.

—Ya vámonos nena. —el segundo hombre tironea con más fuerza de la soga, tropiezo con mis propios pies al querer recomponer el equilibrio.

Sin resistir ni ofrecer defensa propia, dejo que me agarren cada uno de un brazo para guiarme a dónde quieren que vaya. 

—No me cubrieron los ojos.

—No hace falta. —respondió esa voz que me suena tan familiar, pero que al mismo tiempo no logro reconocer.

Me llevan al otro lado de la habitación, y al cruzar el otro lado de la puerta logro verlo apoyado contra la pared del pasillo. 

Murphy.

—¿Ya pueden soltarla? No puedo cumplir con mi parte del trato si llegamos tarde.

Ambos hombres guardan el arma en el estuche que les cuelga del cinto, separan su enorme mano de mis brazos y desatan mis muñecas. La marca que queda en ellas duele, pero honestamente pudo haber sido peor.

Murphy se acercó automáticamente a abrazarme, mis brazos rodearon su cuerpo sin comprender exactamente lo que estaba haciendo.

¿Por qué querría sacarme de acá?, ¿Por qué él?

—Gracias señores. —respondió al separarse de mí, con su brazo aún apoyado sobre mi hombro. —Si nos acompañan hasta el coche tengo algo más que darles, es una caja con diferentes vinos. 

Los hombres que están parados frente a nosotros asienten y comienzan a caminar, los dos sujetos que me buscaron nos esperan para caminar detrás de nosotros y controlar nuestros movimientos.

Los observó con la mirada, Rick no se encuentra con ellos. No está con nosotros.
 
—¿En dónde está Rick? —susurro cerca del oído de Murphy. 

Él me abraza con fuerza, acercándome más a su cuerpo.

—No lo nombres y no hables. —susurra. —Te explico después.

Caminamos durante un tiempo hasta llegar a la puerta de salida. El lugar donde viven es realmente enorme, lleno de pasillos y puertas que lo llevan a diferentes sectores del lugar, entre ellos diferencie una sala donde estaban reunidos como 20 de ellos, y una que debe ser la habitación de los niños.

Murphy me sostuvo de la mano para cruzar por la puerta ya que claramente no podríamos pasar ambos al mismo tiempo.

Caminamos en dirección a un coche que tiene el capó cubierto de sangre, como si hubiera chocado a un par de zombies en el camino para matarlos.

—Alto ahí, —el señor que camina frente a nosotros se frena de golpe, con Murphy nos detenemos detrás de él. —Dwight, Evenson, busquen la caja de vinos. Veamos si su segunda preciada oferta es real.

Voltea para intimidarnos y darnos miedo con su profunda mirada. Y si me logra intimidar un poco, pero sólo un poco, y eso no es suficiente.

—Está en el asiento de atrás. —la voz de Murphy parece tranquila, como si estuviera acostumbrado a hablar con estas personas.

¿Es que ya los conocía de antes?

No puede no darle ni una pizca de miedo el ver a tantos hombres armados, dispuestos a asesinarlos sin siquiera pensarlo.

—De esa forma debes ser. Confiada, segura, fuerte y decidida. —la voz de Lexa reaparece en mí mente.

—Sé que puedes serlo, pero eso no significa que debas serlo. —las palabras de Ethan reaparecen como si fuera una contestación a Lexa.

Suficiente.

Debo dejar de escuchar sus voces, de imaginar que aún están junto a mi. Debo aprender a pensar por mi misma y escucharme.

—Bien Murphy, ya cumpliste con algo del trato pero te queda lo más importante. —dice el hombre al llegar a nuestro lado.

Veo que en sus brazos está la caja con botellas de vino y suelto la respiración que sin darme cuenta estaba aguantando.

—¿Ya podemos irnos? Tenemos que llegar a tiempo para no levantar sospechas.

—Vayanse.

Sin voltear para ver a la persona que nos dejó marcharnos, comienzo a caminar hacia el coche. Murphy camino rápido para seguirme el paso y no quedar detrás de mí. Y yo no le doy importancia al hecho de que nuestras manos siguen juntas.

Nos subimos al auto, enciende el motor y pisando el acelerador nos alejamos a gran velocidad de aquel lugar horrendo.

Megan [TWD], (the 100)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora