Gracias por creerme y por las lindas palabras de apoyo. Sé que las cosas hubieran sido muy distintas si te hubiera conocido en ese tiempo. Pero nada más se puede hacer por el pasado que aprender de él.
En ese momento, una mezcla de emociones luchaba en mi interior: tenía miedo de continuar; sentía ira hacia aquellos malagradecidos que siempre me acosaron y que ahora me tenían miedo a mí; también sentí mucha pena por aquél joven; y además, extrañaba a Annarys, mi antigua amiga de aventuras. Si todo fuese sido distinto, de seguro ella me hubiera acompañado sin pensarlo dos veces.
En la medida que fuimos creciendo juntas, nuestros intereses se fueron expandiendo. Verás, en una comunidad tan pequeña y alejada, la profesión más interesante era la de los cazadores, y los hijos de éstos eran quienes atraían las miradas de las chicas.
Con Ann teníamos un ranking de los chicos más apuestos del pueblo, pero no nos poníamos de acuerdo con el número uno. Ella estaba enamorada en secreto de nuestro mejor amigo, aunque lo ocultaba dándole golpes y patadas. Con los años él se convirtió en un joven alto y apuesto, incluso valiente.
Mientras que a mí me gustaba Pakel, el aprendiz de panadero. Era un chico rubio, fuerte y grande, de rasgos bien masculinos que siempre me trató bien. Incluso fue de los últimos en dejar de hablarme.
Tengo que confesarte que mi primer beso fue con Torjael, así como el primer beso de Annarys también. Tienes que pensar que éramos tres adolescentes que nos pasábamos el tiempo jugando en el bosque cercano a Morkadur y... Bueno... Esas cosas se dieron. Aunque yo nunca lo vi como un "enamorado", para mí eran "besos de práctica". Yo estaba preparándome para cuando Pakel se animara a tomar la iniciativa.
Pero siempre fui tan distraída, incluso antes de empezar a escuchar la voz. Nunca pensé que para Torjael no fueron de práctica. Ann se dio cuenta antes que yo y en vez de decirme lo que sucedía comenzó a tratarme mal. Nuestra relación se hizo cada vez más distante y yo se lo atribuí a lo que todo el mundo hacía, a mi "maldición".
Nunca creí en nada de aquello; la voz que me llamaba era dulce, cariñosa, incluso paternal. Decía que me necesitaba y que llevaba muchísimo tiempo esperándome. "Siglos, mi niña, he esperado siglos a que nacieras", me dijo un oscuro día en que todo parecía salir mal. ¿Cómo podría ser eso considerado una maldición?
El viento estaba más helado cerca de El Terror, pero el aire también era más puro. Me golpeé el rostro con las palmas para apartar los malos recuerdos, respiré hondo, despabilé y recogí mi morral del suelo. Revisé que todo estuviera en orden y me lo monté al hombro. Ya nada podía hacer para remediar las cosas; ellos tomaron sus decisiones y yo las mías. Sólo restaba seguir mi camino a la montaña, hacia la voz que me llamaba.
"Estás muy cerca", me dijo.
Levanté la mirada y miré adelante. El recorrido que tendría que hacer a través del denso bosque, por la ladera de la montaña hasta llegar muy cerca de la cima, donde sentía que la voz me dirigía. Era principio de primavera y la cima estaba perdiendo las pintas blancas de nieve. Me puse un poco nerviosa y algo ansiosa al pensar que estaba cerca de aquel lugar con el que soñé durante tantos años. "¿Estás ahí esperándome?", dije en mi mente, mas no recibí respuesta. Sacudí mi cuerpo para deshacerme de las emociones negativas, como me enseñó mi madre, y seguí hacia adelante.
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La Madre de los Olvidados
FantasiaUna joven pueblerina comienza a escuchar una voz misteriosa que la llama. ¿Qué pensará su familia al respecto? ¿Qué harán sus amigos al saber de su secreto? Acompaña a Dinna a enfrentar el desdén de la gente que la rodea y a desentrañar el misterio...