Dicen que el verdadero amor no es para siempre, al menos pensaba que con Archie si lo seria pero al estar el trabajo en el medio de nosotros, todo cambio fugazmente, entendi que debia dejarlo ir aunque miles de cuchillas se clavasen dentro de mi alm...
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•·.·"·.·•𝐀𝐒𝐇𝐄𝐑•·.·"·.·•
Si mi padre aquel día no nos hubiera cortado el momento, yo hubiera seguido abrazado a ella, nunca me había encariñado tanto con alguien pero sinceramente Danna era especial, sabe sacar ese lado bueno que nadie más lo consigue hacer, era sin duda una gran amiga y al estar lejos de ella se me haría aburrido, es la típica chica que si estás teniendo un día malo ella te lo sabe animar en un segundo, ya sea haciéndote reír, contagiando su propia risa, es un ser de luz y me da rabia que haya tenido que pasar todo eso que vivió. Estaba seguro que quería hacerla feliz aún como su amigo, no quería ser tan pesado con ella pero de verdad tenía la necesidad de llamarla y mandarle mensajes aunque esté de viaje.
Apenas pude apreciar las vistas ya que me la pasé durmiendo todo el camino, cuando tenía algo de señal no dudaba en enviarle algún mensaje o algo bonito por las redes sociales, maldecía cada vez que me quedaba sin cobertura. Notaba la mirada de mi padre desde el retrovisor y yo solo desviaba la mirada o la bajaba hacia el móvil. Hicimos varias paradas para estirar las piernas, cargar gasolina y luego para comer. Terminamos llegando de noche, le dejé un último mensaje y luego me acosté a dormir.
El primer día fue puro descanso, el segundo recorrimos las calles y ya al tercer día que sería hoy, tenía pensado ir a un gimnasio que se encontraba a pocas calles de aquí. Traté de despejarme del móvil, no lo toqué por varias horas, me centré en mi familia y disfruté bastante. Solo lo usé para sacar fotos y poco más. Al estar ya en el gym, me entregaron una llave para guardar mis cosas en la taquilla y luego me acerqué a las respectivas máquinas y pesas.
Estiré un poco antes de empezar y me lancé a ello, llevaba tiempo si hacer estas cosas pero mi cuerpo se acostumbró rápido, pude hacer todo sin problemas, en un momento de no poder más me senté para descansar y tomar bastante agua, mire mi móvil de reojo y cero mensajes de ella, no me desanimé y seguí entrenando sin parar.
Varios minutos después me sentía observado, trataba de negarlo ya que creía que era por el cansancio, no le di demasiada importancia, me aparté de la cinta de correr y me acerqué hacia las duchas sin antes pasar por mi taquilla para recoger ropa limpia y mi toalla. Sentía como mi cuerpo se relajaba cuando las gotas hacían contacto con mi piel. Era una sensación bastante agradable, al terminar me coloqué la toalla alrededor de mi cintura y salí hacia los vestuarios, guardé en una bolsa la ropa sucia y acto seguido comencé a vestirme, me había traído una camiseta sin mangas negra, una camisa por encima blanca con cuadros negros, unos jeans algo desgastados y unas botas negras. Nada más salir iba tan metido en mis pensamientos que no me di cuenta y choque de frente con alguien.
—¡Lo siento mucho! —Su voz dulce me sonaba familiar.
—No te preocupes, yo tampoco iba prestando atención —levanté la mirada y me quedé atónito. —¿Lyra? —Estaba totalmente tieso al ver a la persona que años atrás fue mi pareja.
