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Sakura rápidamente llega al lado de Hinata, aplicando sus habilidades médicas en un intento desesperado por salvarla.

El corazón de Naruto se detiene por un momento mientras se gira y ve a Hinata en el suelo, su cuerpo ensangrentado. La furia y el dolor lo inundan, una ira incontrolable brota de su interior.

—¡Madara! —ruge, su chakra ardiendo con una intensidad feroz.

Quería ir corriendo hacia ella, pero sabía que no podía dejar solo a Madara, así que debería seguir luchando.

—Ve, yo me encargo —dice Sasuke dándose cuenta de la notoria preocupación de Naruto.

—S-sasuke... De verdad gracias —le sonríe Naruto mientras lo ve con agradecimiento.

—No me agradezcas, ve con ella enseguida —dice serio y con determinación.

Naruto corre hacia Hinata, sus manos temblorosas mientras intenta usar su chakra para curarla.

—Hinata, por favor, aguanta. No puedes dejarme —murmura, sus ojos llenos de lágrimas y observa con el corazón en la garganta, cada segundo pareciendo una eternidad.

Después de unos minutos que se sienten como horas, Sakura levanta la vista, su rostro empapado en lágrimas.

—Naruto... lo siento, ya no puedo hacer nada más por ella. Deben despedirse.

Naruto cae de rodillas junto a Hinata, sus manos temblando mientras las lágrimas ruedan por sus mejillas.

—No... no puedo aceptar esto. Hinata, por favor, no me dejes. Te amo... siempre te he amado —dice con voz quebrada.

Kiba y Shino, con el corazón destrozado, se acercan a Hinata. Kiba, con lágrimas en los ojos, habla primero.

—Hinata, siempre has sido como una hermana para mí. No puedes dejarnos ahora. Lucha, por favor.

Shino, normalmente estoico, muestra una vulnerabilidad rara, sus lentes ocultando sus ojos llenos de lágrimas.

—Hinata, hemos sido compañeros desde niños. Eres parte de nosotros. No podemos perderte.

Hinata, con la voz débil, se disculpa con ellos.

—Lo siento... a todos. Los amo a todos —susurra antes de cerrar los ojos, su vida desvaneciéndose lentamente.

El silencio cae sobre el campo de batalla, roto solo por los sollozos de los compañeros de Hinata. Naruto, en estado de shock, grita desesperadamente.

—¡No me dejes, Hinata! ¡No puedo vivir sin ti!

Kiba, en un ataque de furia y dolor, se abalanza sobre Naruto, golpeándolo.

—¡Esto es tu culpa, Naruto! Hinata siempre ha estado enamorada de ti, y tú solo perdías el tiempo con Sakura. ¡No la merecías!

Naruto, con lágrimas en los ojos, se defiende.

—¡Kiba, te equivocas! Siempre he amado a Hinata. Sakura fue solo un capricho. Hinata es el amor de mi vida. Siempre ha sido ella.

Las palabras de Naruto resuenan en el corazón de todos, el dolor palpable en el aire. Cada uno de los amigos de Hinata dice unas simples palabras en su memoria, sus lágrimas cayendo en silencio.

Kiba, con la voz rota, se inclina sobre el cuerpo de Hinata.

—Hinata, no sabes cuánto significabas para mí. Siempre te admiré por tu fuerza y tu bondad. No sé cómo seguir sin ti.

Shino, con la voz temblorosa, añade.

—Hinata, eras el pegamento que mantenía unido a nuestro equipo. Sin ti, no sé cómo podremos seguir adelante. No puedo imaginar nuestra vida sin ti.

Luz y sombras: NaruhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora