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Un clon de Naruto llegó a la entrada del hospital con una velocidad increíble, sus ojos desesperados buscaron a la abuela Tsunade y Sakura, quienes estaban dentro, atendiendo a otros pacientes. Cuando las vio, su voz salió en un grito desgarrador.

—¡Abuela Tsunade, Sakura, rápido, por favor! ¡Es Hinata! ¡Está muriendo!

Tsunade y Sakura, al escuchar la desesperación en la voz del clon, se volvieron rápidamente hacia él. Sin dudarlo, siguieron al clon, sus corazones acelerados, temiendo lo peor. Corrieron a través del bosque hasta llegar al lago, donde la vista las dejó impactadas.

Hinata yacía en los brazos de Naruto, su cuerpo inmóvil, su piel pálida y cubierta de sangre. Un kunai aún estaba clavado en su estómago, y la cantidad de sangre alrededor era aterradora. Naruto, con los ojos llenos de lágrimas, la sostenía con una expresión de horror, como si estuviera viendo cómo el mundo se desmoronaba a su alrededor.

Tsunade, con toda la experiencia y el control que había ganado a lo largo de los años, logró reprimir el shock inicial y se arrodilló rápidamente junto a Naruto, comenzando a analizar la situación.

—¡Naruto, aparta tus manos! ¡Déjame ver la herida! —ordenó, con una autoridad que no admitía réplica.

Naruto, apenas capaz de moverse por el terror y la angustia, lentamente retiró sus manos de la herida, su corazón rompiéndose con cada segundo que pasaba. Su voz era apenas un susurro cuando habló, implorando.

—Por favor, abuela Tsunade... sálvala... te lo suplico...

Sakura, aún en shock, se quedó inmóvil, sus ojos fijos en la escena delante de ella. El rostro de su amiga, tan cercano a la muerte, la dejó paralizada, incapaz de procesar lo que estaba viendo. Pero Tsunade no tenía tiempo para que Sakura reaccionara. Su voz se volvió urgente, sus manos brillando con un intenso chakra curativo mientras trabajaba en Hinata.

—¡Sakura, necesito que te concentres! ¡Ayúdame a detener esta hemorragia!

Las palabras de Tsunade sacaron a Sakura de su trance. Sacudiendo la cabeza, cayó de rodillas al lado de Hinata, su mente volviendo a la realidad mientras se unía a Tsunade en el esfuerzo de salvar a su amiga.

—Hinata... —murmuró Sakura, sus ojos llenos de lágrimas mientras se concentraba—. No puedes irte... no ahora...

Tsunade, con la frente perlada de sudor, siguió trabajando incansablemente, usando todas sus habilidades para mantener a Hinata viva. Pero la gravedad de la situación era evidente, incluso para ella. La cantidad de sangre perdida y la ubicación de la herida eran críticas.

—Naruto —dijo Tsunade, su voz tensa mientras seguía trabajando—, ¿qué pasó aquí? ¿Por qué...?

Naruto, aún en shock, no respondió inmediatamente. Su mente estaba nublada por el terror, incapaz de procesar las palabras de Tsunade.

- ¡Naruto! ¿Que sucedió aquí?

Finalmente, con un esfuerzo titánico, logró balbucear:

—No... no importa ahora... ¡Sólo sálvenla!

Tsunade, frustrada pero entendiendo la urgencia, dejó de insistir y centró toda su atención en estabilizar a Hinata. Cada segundo era crucial. Sakura, entre lágrimas, intentaba ayudar en todo lo que podía, su corazón pesado al darse cuenta del estado de su amiga.

—Naruto —dijo Sakura, su voz temblorosa—, ¿intentaste usar el chakra de Kurama para curarla?

Naruto asintió, su voz débil, llena de desesperación y culpa.

—Sí... lo intenté... pero ella... ella lo rechazó... Rechazó todo el chakra de los bijus... Lo hizo para que Matatabi no pudiera curarla...

Sakura, al escuchar esas palabras, sintió como si el suelo se desmoronara bajo sus pies. Las lágrimas comenzaron a fluir más libremente mientras las palabras de Naruto la golpeaban con una dura realidad: Hinata había tratado de quitarse la vida, y lo había hecho de una manera en la que sabía que no podrían salvarla fácilmente.

Luz y sombras: NaruhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora