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Naruto se encontraba en el bosque, caminando hacia un lugar que había visitado en muchas ocasiones. El aire era fresco, y los árboles susurraban suavemente mientras avanzaba. Finalmente, llegó a una pequeña tumba rodeada de naturaleza, un lugar apartado y sereno donde descansaba su querido maestro, Jiraiya.

Se detuvo frente a la tumba y se inclinó ligeramente en señal de respeto. Un silencio profundo lo envolvía, pero Naruto sentía como si su sensei estuviera allí, escuchándolo como siempre lo había hecho.

- Ero-Sennin - comenzó Naruto con una sonrisa melancólica - han pasado muchas cosas desde la última vez que vine a verte.

Se arrodilló frente a la tumba, apoyando una mano en la tierra.

- Quiero que sepas algo... algo importante - continuó, su voz más suave ahora - Me voy a casar. Y no con cualquiera... voy a casarme con una mujer que me ama de verdad, que siempre ha estado a mi lado, incluso cuando yo no me daba cuenta de lo que significaba el verdadero amor. Voy a casarme con una mujer increíble, alguien que me ama verdaderamente por quien soy, con todas mis fallas y defectos.

Naruto cerró los ojos por un momento, sonrió al pensar en Hinata, en todo lo que habían pasado juntos y en lo que les esperaba en el futuro.

Hinata es... es todo lo que siempre quise en mi vida, aunque tardé en darme cuenta de ello. Ella siempre estuvo ahí, incluso cuando yo era demasiado tonto para verlo. Ahora sé que ella es la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida.

El viento sopló ligeramente, moviendo las hojas a su alrededor, como si la naturaleza misma estuviera prestando atención.

- Quiero pedirte un favor - dijo Naruto, mirando la tumba con una expresión de seriedad - Si puedes, si de alguna forma tienes la oportunidad, quiero que les cuentes a mis padres sobre esto. Diles que su hijo finalmente está logrando lo que siempre soñó, que está construyendo una familia propia, rodeado de personas que lo aman.

Naruto dejó escapar un suspiro, sintiéndose más ligero al compartir esas palabras.

- Mi vida finalmente se está realizando, Ero-Sennin. Gracias por todo lo que me enseñaste. Sin ti, nunca habría llegado hasta aquí.

Se quedó en silencio por un momento más, luego se levantó lentamente.

- Siempre estarás conmigo, sensei - dijo Naruto, con una sonrisa cálida - Y cuando llegue el día de mi boda, te llevaré en mi corazón, junto con todas las cosas que me enseñaste.

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Naruto caminaba por las calles de Konoha después de su visita al bosque donde descansaban los recuerdos de Jiraiya. Su mente estaba llena de pensamientos sobre su futuro, sobre el camino que había recorrido hasta ahora y el que estaba por recorrer. No podía evitar sentir una mezcla de emoción y responsabilidad al pensar en todo lo que había cambiado desde la última vez que habló con su sensei. Mientras avanzaba, sus pasos lo llevaron a la mansión Hyuga, donde sabía que encontraría a la persona que había llenado su vida de un amor que ni siquiera él había imaginado.

Habían pasado unos días desde el funeral de Hiashi, y Naruto sabía que Hinata estaba lidiando con mucho más de lo que dejaba ver. Al llegar a la mansión, una empleada lo condujo hasta los jardines, donde encontró a Hinata sentada en un banco, mirando al cielo con una expresión pensativa. Al verlo, su rostro se iluminó con una suave sonrisa.

—Amor —dijo Hinata, levantándose para recibirlo. Naruto la envolvió en un abrazo, sintiendo la calidez de su presencia, algo que siempre lograba tranquilizarlo.

—¿Cómo estas, Hime? —respondió Naruto con ternura, besando su frente. Se sentaron juntos en el banco, y por unos momentos, simplemente disfrutaron de la compañía del otro, dejando que el silencio hablara por ellos.

Luz y sombras: NaruhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora