CAPITULO 1

115 10 0
                                    

¿Alguna vez se han visto obligados a tomar un papel que no quieren? A pesar de lo mucho que se resisten las circunstancias te obligan a hacerlo.

Eso fue exactamente lo que me pasó a mí. Nací siendo una mujer de la cintura para arriba y de la cintura para abajo tenía la parte íntima de un hombre y lo único que alcancé con ello fue mi propia desgracia. 

Ahora estoy de pie mirando la grisácea y fría lápida de mi hermano mayor, tengo mis ojos aun rojos e hinchados por llorar toda la noche y aunque me cuestione constantemente en mi cabeza si esto es real su nombre grabado en esa pálida piedra me da una bofetada que me grita que él está muerto y jamás regresará a mi lado. 

Reparé mi vista a mi madre que se encontraba tumbada en el suelo, trataba de reconfortarla pero sus gritos solo me desarman mas de lo que ya estoy. Mi abuelo en su lugar se había encargado de que solo estuviera de testigo en este entierro la presencia de mi madre y la mía, todavía no entendía el porqué. Crudos recuerdos invaden mi mente, hasta hace unos días siempre habíamos hecho cuatro en cada reunión, pero ahora, nos faltas tú hermano. Daría lo que fuera por cambiar su destino y ser yo quien ocupe su lugar ahora, si tan solo hubiera estado contigo tal vez te hubiera podido alertar que ese coche estaba cerca de nosotros y venia a gran velocidad, desafortunadamente no hay mucho que hacer cuando eres una menor de edad a quien cuya existencia era ocultada para el mundo por ser una persona intersexual sinónimo de enfermedad para mi abuelo y que por esa razón evitó a toda costa que fuera contigo.

Eras muy bueno conmigo y yo realmente me sentía feliz aun en mi desdicha que tú no pasaras por lo mismo que yo. Es duro aceptar que él padre de tu madre se niegue a darte un abrazo y su única mirada que te trasmita sea de asco. 

En unos años heredarías las empresas de nuestro abuelo; creador de la marca Etram. Y así cumplirías con tu promesa; de ayudar a nuestra madre e irnos muy lejos donde nadie pudiera encontrarnos y ser finalmente felices. 

—Tu ocuparás su lugar —mi atención reparó en la cara sombría de mi abuelo —. Víctor Clifford está muerto...pero, su hermano Lorent Clifford tomará su lugar.

Me quedé paralizada por completo. Vi a mi madre buscando su interferencia, pero eso nunca pasó, al contrario, agachó la cabeza y se dejó caer tomando fuertemente mis manos desde el suelo.

—¡Escuchaste! —el abrigo de mi abuelo se movió violentamente mientras se acercaba —¡Hermano! —tomo mis hombros con fuerza y ​​​​recalco su última palabra.

No solía ser muy femenina y pese a mi edad no tenía un cuerpo muy bien proporcionado. Pero aún así me identificaba como una niña. Pero ahora, el busca cambiarlo todo a su preferencia.

—Papá no debes obligarla. —mi mamá imploró con los ojos vidriosos.

—Una mujer no puede llevar este peso sobre sus hombros —hablaba firme y sin dejar de mirarme con desprecio —. Un hombre, sí.

—No quiero hacerlo —hable con mi voz temblorosa y retrocediendo —. No quiero ser un hombre.

—No te estoy preguntando —mi abuelo hablo con dureza — ¡Eres un error intenta solucionarte! Te convertirás en uno no solo en tu físico, también en carácter. Procura ser un hombre a los ojos de los demás. Tú serás él heredero.

Mis lágrimas comenzaron a ser más intensas. Era consciente del rechazo de mi abuelo, pero jamás había pensado que sería capaz de utilizarme para sus propios fines sin importarle un poco mi opinión.

Corrí lejos sin importar lo mucho que me gritaran hasta llegar a la playa más cercana. Mis manos temblaban y mi vista se nublaba más. Las olas tocaban mis pies gentilmente; Era como si me invitaran a sumergirme en ella. Distraída por lo ocurrido, comencé a caminar en línea recta hasta llegar a una cierta profundidad en donde mi torso era alcanzado por la cálida agua.

Recuerdos de mi hermano y yo jugando en ésta misma playa nublaron mi mente. Sonreí mirando al cielo sintiéndolo cerca de mí y reanudé mi andar para sentirlo cada vez más cerca. Sin embargo, fui llamada a la realidad por un grito a lo lejos que como un imán me atraía de nuevo a la orilla.

—¿Qué haces? —ladeo la cabeza aquella niña vestida llamativamente.

Me sobresalte y cuando estaba por regresar mi pie toco algo resbaladizo y sentí como las olas comenzaban a meterme hacia adentro cuando perdí el equilibrio. Lo único que vi fue como la niña que había gritado se acercaba a mi mientras yo perdía la noción.

Abrí mis ojos abruptamente y me tope con las paredes celestes de mi habitación, de nuevo con la misma pesadilla de siempre, esa fue la vez en la que casi muero, si no fuera porque me socorrieron a tiempo y mis pulmones recibieron oxígeno de inmediato.

En cuanto a esa niña, nunca se hizo mención de su presencia, aunque estaba segura de haberla escuchado y verla nadar hacia mí. Tal vez solo era producto de mi imaginación, pero de alguna manera evito que me reuniera con mi hermano. Aunque no sé cómo sentirme al respecto, estoy en un punto en donde podría pasar lo que sea y yo no me importaría. Incluso...

...Perder mi vida.  

El día más oscuro (GIP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora