CAPITULO 9

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Sentir la arena blanquecina bajo mis pies sin duda es muy relajante, el agua refrescante mojaba ligeramente la punta de mis dedos. Todavía recuerdo con detalle los hechos ocurridos ayer por la noche, cuando le contamos a los chicos no podían creerlo, era mi primera vez después de mucho tiempo estando sobre el agua y mi experiencia no fue la mejor de todas, Camila se encargó de responder sus preguntas omitiendo ciertas partes que pasaron esa noche pero que sería muy vergonzoso compartirlo con ellos.

No puedo negar que desde lo más profundo de mi alma quisiera disfrutar plenamente el tiempo que nos resta aquí y superar mi miedo de una buena vez. Pero se que sola con mi iniciativa no es suficiente.

Ya era tiempo de volver con los demás, retrocedí y me puse de nuevo las sandalias que había elegido. A la distancia pude distinguir un par de figuras que se unían a nosotros. Creo que son amigas de Camila, solo hablaban con ella mientras los demás se dedicaban a poner las sombrillas y toallas sobre la arena. Una de ellas es muy alta y la otra de baja estatura, no las conozco en lo absoluto pero si algo puedo decir es que son un par extraño, es decir, una se veía más tranquila que la otra ya que la mas alta no dejaba de reírse en voz alta como una foca.

Cuando estuve cerca robe su atención de ambas  y sonrieron así que les devolví el gesto sentándome no muy lejos de ellas pero tampoco muy cerca para que hablarán tranquilas sin ninguna interrupción de mi parte.

—Hola — me sorprendió la más alta con su saludo e hizo el ademan de estrechar mi mano y tuve que acercarme más para corresponderles —. Soy, Diana y ella es Alicia somos hermanas de Mila aunque claro no existe sangre de por medio pero así crecimos.

—Lorent —junte mi palma con cada una de ella —. Es un gusto conocerlas.

—Para nosotras también —dijo Alicia —. El día de tu boda no tardamos mucho como nos hubiera gustado, queríamos conocer de cerca al novio pero no fue posible, no te encontramos.

—Estuve de un lado a otro. Pero no sé preocupen, lo importante es que saludaran a Camila.

—Que lindo eres —me aplastó la mejilla la más alta. ¿Que mierda? Al ver mi cara estalló en carcajadas —. Te casaste con un buen partido Mila. Tienen nuestra bendición.

Ella solo se limito a sonreír, aunque ellas mismas revelaron que son como hermanas parece que no conocen la situación de Camila con respecto a mi.

Alicia sonrió aún más y comenzaba a incomodarme por su poco respeto al espacio personal. Hasta que senti como alguien se interponía separándonos por completo.

—Ten —me entrego una lata de cerveza.

—No soy fan del alcohol Naomi.

—Amargado.

—Tu si me lo aceptaras ¿Verdad, Camila?

—Si.

—¡Chicas, vean eso! —vociferó Sam.

Bueno más bien chillo como ardilla rabiosa el estúpido. Reparé mi atención a la dirección que señalaba con su dedo  y se trataba de dos chicas que estaban abrazadas mientras se besaban, no estaban muy lejos de nosotros.

—Son boyeras —sonrió con sorna—. Que desperdicio de mujeres.

—Como el hecho de que no fueran lesbianas significaría que saldrían contigo —él me vio con el seño fruncido en cuanto hablé —. Solo mírate.

—¡Cuál es tu maldito problema! —se acercó amenazante a mi, está vez enseñó las garras que deseaba mantener ocultas delante de Camila actuando como un hombre mustio.

—¡Tú eres mi problema! —lo encare.

Estábamos literalmente a unos centímetros y mis puños ansiaban juntarse con su cara.

—No pierdan la cabeza —interrumpe Dilan entregándonos platos llenos de marisco —. Mejor prueben mi creacion. —mos advirtió y pese a eso no evito que nos atravesaramos con la mirada, nuestro contacto visual se vio interrumpido cuando Camila tomo asiento alado mío,  se veía hermosa con su traje de baño blanco, lejos de ser vulgar se veía jodidamente elegante.

—Solo digo la verdad —murmuró por última vez.

—Yo no veo lo malo —habló Naomi sorpresivamente.

—Es verdad —concuerda Diana.

—Quien besaría a otra mujer —soltó agraciado Dilan.

Lástima, estaba comenzando a caerme bien pero su boca lo estropeó.

—¿Quién no lo haría? —habló Alicia —¿Tú lo harías? —cuestionó a Camila que muy entretenida se colocaba el bloqueador solar .

—No me interesan las chicas —expuso segura —. Por lo que no besaría a ninguna.

Respire hondo por esa confesión. ¿Qué diría si se enterase de que me estuvo besando por su propia voluntad a alguien como yo?

—¿Y por dinero?

—Me gustan los hombres —sonrió complacida—, solo he salido con ellos. Lo que ellas hacen no le veo sentido. Pero en fin, no es algo que me importe.

—Tu si me entiendes —Sam se le acercó y palmeo su hombro.

Era obvio ver qué babeaba por ella. Me carcome pensar que  posiblemente estén en otros términos y me estén viendo la cara, es lógico después de todo nos casamos por obligación ella no me ama, y ahora con su confesión no existe ninguna posibilidad que pase lo contrario.

Además, el hecho de que Camila haya dicho aquello de alguna manera me afectó más de lo que debería. Fue un comentario duro y con ello compruebo que no puedo permitir que me descubra, tampoco debo confiar en ella como comenzaba a hacerlo.

Sentí un sabor salado en mis labios, me sobresalte y limpie mi mejilla. ¡No puede ser! Mi visión se nublaba. Estoy...¿Estoy llorando?

Maldición.

—¿A dónde vas Lorent?

—Quedate Naomi necesito estar a solas.

Necesito la ayuda del viento para llevar estás lágrimas lejos de mi. Que las oculte donde nadie pueda verlas y borre los sentimientos con las que estás fueron creadas inconscientemente de este estúpido corazón que no escucha la razón y se encariño de quién no debió hacerlo.

¿La quiero?

¿Es por eso que me duele tanto?

¿Es por eso que siento está aflicción en mi pecho?

—¡Felicidades! —caí de rodillas —¡Felicidades imbecil! ¡Idiota!

Atrapé la arena entre mis manos. Camila, tu ser envenenó a mi corazón dejándome en completa oscuridad ahora que te siento tan lejos de mi.

***

Nos leemos pronto bombones.

El día más oscuro (GIP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora