Confusión

677 52 9
                                    

Suspiro varias veces, sin despegar los ojos de la ventana, tratando de tener la valentía para hablar de nuevo cara a cara con mi secuestrador.

—Ya cállate, ¿Qué tanto suspiras? —volteo a verlo, y a pesar de su tono de voz agresivo, su expresión es relajada.

—Mmm, no lo sé, ¿Tal vez...? ¡PORQUE ME SECUESTRASTE! —grito irónicamente, mirándolo con reproche.

—No te secuestré...

—¡Me obligaste a subirme al auto! —se queda en silencio y yo suspiro —¿Ahora qué harás? ¿Tirarme en un basurero? ¿Matarme? Porque si es así, haz-

—¡DIJE QUE TE CALLARAS! —grita ahora realmente molesto, dando un golpe al volante, provocándome un escalofrío por toda la espalda, quedando mudo de inmediato.

Pasaron unos minutos donde hubo completo silencio, hasta que se estacionó frente a mi casa.

Confundido por todo, volteo de nuevo a hacia él, quien solo tenía la mirada al frente con ceño fruncido y apretando el volante.

Abro la puerta y antes de cerrar logro escuchar un casi inaudible "lo siento", y seguido de esto se marcha.

«Este día no puede ser más confuso»

—¡Samuel, ven aquí, quiero mostrarte algo! —llama mi madre desde la cocina.

—¿Pasa algo mamá? —cuestiono desde la puerta, cubriendo el chupetón con una mano.

—¡Sí! Mira esta receta que aprendí hoy —se pone los guantes de cocina y saca un pasticho que estaba guardado en el horno —pruébala.

Agarro un cuchillo y un tenedor, luego me acerco al mesón donde mamá había puesto la bandeja. Con dificultad, corto un pedazo y me lo llevo a la boca, y para serles sincero, no está tan mal, han habido peores platos, como una vez que hizo sopa... O la vez que hizo pasta... ¿Cómo carajos a alguien le queda mal la pasta?

—Está muy rico —su sonrisa se ensancha y empieza a dar pequeños aplausos con emoción.

—¡Al fin podré aportar algo a la cena navideña! —me abraza enérgicamente y yo correspondo como puedo, con un brazo.—¿Te pasa algo en el cuello o por qué te cubres?

—Ehm, es que dormí mal y ya sabes, hoy fue un día difícil —ella entre cierra los ojos, incrédula de mi excusa.

—Bien... Esa es la cena, agarra cuánto quieras, yo me ducharé —dice, saliendo de la cocina.

Después de servirme más en un plato, subo a mi habitación, cerrando la puerta con seguro.

Ahora me pregunto; ¿Qué mierda fue lo que viví hoy? Primero que todo... ¿Desde cuándo Lucas siente algo por mí? Debí darme cuenta, aunque lo que hizo tampoco me dió mucho tiempo a responder, fue muy repentino. El beso tampoco me disgustó, besa bien... ¡Pero no se confundan! Aunque no tenga nada en contra, me considero cien por ciento heterosexual, solo falta explicárselo a Liz. Bueno, y por otro lado está Josué, osea, ¿De un día para otro dice que soy "suyo" y me besa? Además me secuestra, creo que casi hago que me mate y luego se disculpa, es un loco.

Termino de comer y dejo el plato sobre la mesa de noche, me pongo mi pijama y me acuesto en la cama para tratar de dormir.

                                 ~(...)~

Despierto al sentir como una parte de mi cama se hunde y mi perro me empieza a lamer la cara.

—¡No, ya basta Duke!

Me cubro con la sabana y este empieza a correr y ladrar por todo el cuarto hasta que se deja caer encima mío.

Quito la sabana de mi cara y miro a la puerta que estaba abierta. Seguro mamá usó la llave para que el perro entre, Duke es como si fuera mi despertador andante.

Mi BullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora