Dalton posó su jarra vacía sobre la mesa de la taberna y frunció el ceño con enfado cuando vio como Thalia caminaba entre la multitud tras cientos de silbidos, y se sentaba frente a él.
-¿Cuántas?
-¿Cuántas qué?
-Has estado aquí metido desde que Evie se montó en ese carruaje, ¿Cuánto has bebido?
Dalton miró a Thalia y bufó con enfado. ¿Quién se creía para venir a interrumpir su soledad? Tenía ya suficiente con su hermana como para que otra intentara tomar también el mismo papel.
-Cinco - contestó al fin- pero ya que has venido a proponerte amargarme la noche, me iré a casa y dormiré.
-Me parece bien.
Él se puso de pie y se tambaleó antes de soltar una sonrisa que provocó un vuelco en el corazón de Thalia que se acercó a él y le ayudó a estabilizarse.
-Déjame- la rechazó él con enfado- sé por donde está el camino.
Y dejándola atrás de adentro entre la multitud hasta empujar la puerta de madera que le condujo de inmediato al exterior.
-Dalton - le siguió Thalia por detrás- déjame llevarte a casa de la Yaya Flor y..
Él se giró molesto. No quería pagar su frustración y rabia con ella, no deseaba que todo el malestar que había dejado Evie en su interior o el saber que la princesa a la que amaba se iba a casar con otro hombre acabara cayendo sobre Thalia, pero se lo estaba poniendo tan difícil..
-Me sé el camino de memoria, Thalia- la fulminó con la mirada en una clara advertencia- ve a casa.
Y sin más se alejó adentrándose en la oscuridad. Pocas veces había bebido en su vida, y evidentemente jamás lo había hecho sin la compañía de alguien., pero no estaba preparado para compartir sus pensamientos con nadie por miedo a romperse. ¿Qué iba a hacer sin Evie?¿Cómo iba a seguir con normalidad su vida si la persona que hacía que su vida fuera algo normal no estaba?
Golpeó una piedra del camino con rabia y apretó los puños deseando encontrarse con alguien con quien pagar su frustración.
¿Cómo había podido elegir a su amiga por encima de él? ¿Cómo había podido hacerle eso?
Frunció el ceño en un intento de contener las lágrimas que ya acechaban en sus ojos y agitó la cabeza para hacerlas desaparecer.
Evie no era así, su corazón era pura bondad, nadie lo sabía mejor que él. Si le había dejado para acudir junto a la princesa Damara era porque su amiga lo necesitaba más.
Sus pasos lo llevaron hasta el borde del bosque, donde una melodía suave y melancólica emergió de la oscuridad, atrayendo su atención hacia el profundo negro de la noche.
Allí en la lejanía se podía apreciar una fina línea de luz que alumbraba al causante de aquella melodía tan triste y desgarradora que parecía describir por completo como se sentía.
Así que sus pasos dejaron atrás el camino que conducía a la casa de la Yaya Flor y decidió adentrarse en el bosque. Intentando no tambalearse más de la cuenta se dirigió directo hacia la luz, y esa música que hasta hace un momento parecía estar sola en medio de la noche, acabó convirtiéndose en la compañía del murmullo de personas que sentados sobre troncos, o simplemente apoyados en otros árboles, rodeaban a una muchacha de pelo dorado y manos mágicas, que tocaba la guitarra completamente concentrada.
Dalton ignoró las miradas y se acercó hasta sentarse en el suelo, junto a la hoguera que alumbraba el rostro de la hermosa muchacha que seguía completamente inmersa en su música.
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Ruivas
FantasíaDos razas separadas hace milenios, enemistadas y en guerra desde los comienzos del mundo. Pero.. ¿Qué pasaría si dos personas de bandos contrarios se enamoraran perdidamente? Evie es una Ruivas,( ser mágico con apariencia humana) que fue obligada a...