1

127 13 0
                                    


Había una vez un chico llamado Philza pertenecía a la raza de los Elfos, criaturas magníficas de magia muy poderosa, altos y elegantes, de apariencia humanoide, piel perfecta, cabellos largos, orejas puntiagudas y posiblemente una de las criaturas más cercanas a la inmortalidad y a la pureza que pudiesen vivir en aquel mundo mágico. Vivían en ciudades sumamente avanzadas, por encima de cualquier otro ser viviente mágico o no mágico del reino, por todo lo anterior no se mezclaban con otras razas, eran tan longevos que permitir un lazo verdadero con otro ser, rompería completamente esa ilusión de inmortalidad que poseían, todo con el afán de vivir y morir junto al ser amado, cosa que hasta la fecha no había ocurrido muchas veces.
En su juventud, Philza había alcanzado un nivel de belleza impresionante, tenía un cabello rubio sedoso, tenia ojos azules del mismo tono del cielo, era alto y elegante, más inteligente que muchos de los suyos y bastante más diestro en el manejo de la magia primitiva. A sus cien años (edad en que los Elfos eran considerados poco más que adolescentes) había mostrado un carácter curioso, habido de conocimiento y especialmente muy consciente de la naturaleza de su propia existencia.

idioma floralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora