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aquella forma al hada que siempre le hacía compañía. ¿Sintió
curiosidad?.. quizás.
-¿Sucede algo? -Preguntó sin comprender el porqué de aquel cambio repentino.
-Necesitaba intentar algunas cosas...
-Respondió
acercándose a él, arrodillándose delante de sus ojos en el mullido pasto. -En todo caso no es algo permanente, con mi magia solo puedo mantener esta forma por un rato.
Philza asintió detallando las facciones del chico que tenía en frente, eran tan bonitas como su forma de hada, con la única diferencia de que no tenía alas, Missa extendió una de sus manos y con lentitud tendió una caricia en una de las mejillas ajenas, mirándole a los ojos en todo momento, solamente por si llegaba a ver algún gesto de desagrado.
-¿Puedo hacer esto? -Preguntó por si las dudas.
-Puedes... -Respondió inquieto, había perdido la noción del sentir desde hacía tanto tiempo que estaba confundido, ¿Podía apreciar el calor de su mano o estaba imaginando cosas? Sigue.
Roier sonrió y acarició con el pulgar el pómulo derecho del rubio, quien sumiéndose en la sensación cerró los ojos poco a poco, el moreno atraído e intrigado acercó su rostro a él lentamente, hasta el punto en que sus narices rozaron, Philza sintió el cosquilleo inmediatamente.
-Sigue... -Repitió fascinado por el hecho de experimentar
aquellos sutiles regalos que había creído olvidados completamente, enterrados por entero en su memoria.
Missa se acercó un poco más y besó sus labios con suavidad, disfrutando de la tersa textura de su boca, muy similar a los pétalos de rosa. Era el primer beso de los dos.

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