Empieza a acercarse lentamente, trae contigo entre sus manos un ramillete de Hortensias que era casi tan grande como él, las hadas suelen comunicar sus sentimientos a través del lenguaje de las flores, se les daba mucho mejor que las palabras y en aquella oportunidad, esa flor en particular, significaba gratitud.
-Ho-Hola... ¿Cómo estás?, mi nombres es Missa. - Dijo depositando las flores a los pies del elfo, esperando que su obsequio fuera de agrado. Philza ni siquiera se movió. -Hace unos días me salvaste la vida de unos gnomos... quería agradecerte.
-Yo no hice nada para salvarte. -Respondió seco, sin voltear a mirarle, ni a él, ni a su regalo, olas de indiferencia salían de él y le dejaban muy claro a la pequeña hada que si le había salvado había sido por accidente.
-Derribaste a los gnomos que me perseguían - Insistió terco, intentando llamar su atención de alguna manera.
-Su escandalo no me permitía descansar. Eso fue todo. -Hizo una pausa, sin cambiar ni un milímetro de su postura- Será mejor que te vayas.
Comprendió la indirecta, de cierto modo no quería terminar como esos gnomos, de modo que se retiró de ahí a vuelo lento, con las alas ligeramente caídas por la pena.
Cualquier otra criatura se habría dado por vencida en ese punto, sin embargo, Missano tenía la menor intención de hacerlo, había comenzado a volver todos los días, dejando a su alrededor pequeños regalos mudos, como frutos secos o frutos rojos, pequeños cristales de colores con diversas energías, cositas que se iban acumulando en torno al elfo sin que éste prestara demasiada atención a ellas. Pronto acercó al mayor una nueva flor, esta vez se trataba de una Begonia, el significado de la planta es el

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