19

35 5 0
                                    

El frasco se le cayó de la mano y reventó contra el suelo disipando rápidamente el veneno. Missa estaba inconsciente entre los trozos de cristal, respirando aún, pero con su magia
fuertemente contaminada.
La bruja exhalo su último aliento y dirigió al elfo una última mirada de odio antes de que su cuerpo empezara a deshacerse en cenizas que terminaron formando un montoncito gris en el suelo. Hacía mucho tiempo que no había alma dentro de aquel cascarón y Philza había estado a nada de sufrir el mismo terrible destino.
Sin embargo, Missa le había salvado.

Philza no tardó en tomar a Missa entre sus manos, angustiado por el hecho de que el mismo apenas respiraba, su magia comenzaba a apagarse lentamente al igual que el usual brillo de sus alas, buscó purificarlo con sus poderes y logró limpiarlo un poco, pero podía sentir que no había sido suficiente.
No dudó en volver al bosque en un suspiro, sabía perfectamente que las hadas necesitaban estar en contacto con la naturaleza para fortalecerse, Roier se marchitaba a cada segundo por lo cual supuso que debía acudir a una fuente mágica mucho más cercana, mucho más pura.
-Missa por favor, no me dejes... llevo esperándote demasiado tiempo.
Avanzó por el bosque buscando algo muy específico, era lo único que sabía que podría funcionar. Cuando finalmente encontró el círculo de hongos en el suelo, suspiró aliviado  y caminó en su dirección sin dudar ni un ápice. Fue entonces que

idioma floralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora