18. Almuerzos y traumas.

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En una ciudad dónde ni el sol ni la lluvia se ponen de acuerdo y termina lloviendo con una pepa e sol, se encuentra una universidad a la cual tienes que subir un cerro para llegar a ella. Dentro de esa universidad, se encuentra una veneca-colombiana que le tocaba evaluación con su mejor amigo y tocayo de números, Enrique.

Ella estaba más que preparada para ese examen, se sabía esas fórmulas y esos conceptos como si se los mandaron a rezar. En cambio Enrique... si medio sabía y medio entendía los temas, ps... pero porsia le avisó de una a Abril de cualquier vaina le pasara las fórmulas.

Por suerte esta materia no era con la profesora ola diablo, pero tampoco se trajo su jean escoñetao porque estaba sucio.

Lo meter a lavar y se termina de desbaratar.

Llegó la profesora y Enrique andaba rogando que llegara happy y que diga "ay muchachos pónganse en pareja y pueden sacar el cuaderno"... pero nop. Separó los pupitres quedando cada quién individual y mandó a poner los bolsos frente al pizarrón y los teléfonos en el escritorio.

Ay señor.

—Se llega a perder mis cosas y vamos a tener EL PEO.

—Jóven, el vocabulario por favor o no presenta.

—No bueno profe, yo estoy avisando de una vez.

—Ay, ya empezó este con su buya.— Dice Enrique mientras voltea los ojos ya ladillado esperando en su pupitre que empiece el exámen.

La profesora empezó a entregar los examenes a los primeros de cada fila para que repartan hacia atrás. Apenas Abril vió esa hoja, sintió la brisita de la rosa de guadalupe porque la mayoría de los problemas a resolver eran parecidos a los que ella usaba para repasar. Esa estaba que quemaba la hoja con el lápiz de lo rápido que escribía.

En cuanto a Enrique... ok, sabía resolver alguno que otro problema y le pidió a Abril que le pasara una que otra fórmula o respuesta (porque apropósito la sentó frente de él para que ella le pudiera pasar las respuestas por debajito).

Y ella que también se dejaba pal crímen.

Al terminar el éxamen salieron de ese salón respirando profundo. Que sea lo que Dios quiera.

—¿Como te fue?.— Pregunta Abril hacia el catire Enrique mientras se agarraba del brazo de él porque no se ni como ni de dónde apareció un coñazo de gente en el pasillo del boulevard.

Ni en el concierto de Karol G, ps.

—Coño, sorprendentemente me fue bien... Ah, y bueno gracias por tus fórmulas.— Dice mientras logran salir de ese gentío repentino.

—Yo creí que me iban a cojer en ese exámen... Pero fíjate que ni lo sentí.— No terminó su frase cuando ya Enrique estaba privado de la risa.

—Verga, a ti te salen unas ocurrencias... ¿Pa' dónde vamos?

—Acompáñame a calentar mi comida.

—Ay, así aprovecho de calentar también la mía.— Dice Enrique mientras saca un toperware del bolso.

—¿Trajiste comida hoy?— Jake asiente.— ¿Y ese milagro?

—Hoy a mi mamá le salió el día libre y me hizo comida.

Hicieron su colita para calentar en el miserable microondas camino a los baños porque debe SER QUE EN ESA UNIVERSIDAD NO COME NADIE. Les tocó su turno pam pam pam, calentaron sus toperwares pam pam pam y se fueron a buscar dónde sentarse pa' comer tranquilos.

Subiendo las escaleras de esa vaina vieron una mesa frente a la fuente que se estaba desocupando por un grupo de personas y pegaron esa carrera para sentarse ahí. Parecían los propios locos con los potes en la mano y el bolso rebotándoles en la espalda.

No chico kejeso! Hyung lineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora