casualidades del amor

Capitulo 17

Pasan los segundos y los minutos, ninguno de nosotros se mueve ni hablamos.

Solo nos quedamos como estamos entre los vidrios rotos en el piso y el escenario no podía estar mejor para el momento.

A nada de pisar vidrios y lastimarnos.

Theo es el primero en moverse alejándose lentamente y tirando el celular al sillón.

Yo lo rodeo para sentarme en el y agarrar el celular para leer de nuevo el mensaje de mí hermana para confirmar que no es un error.

"No sé cómo decirte esto pero mamá no podía y creí que por llamada era más fácil pero no."

"El cáncer se reactivo y está vez esta creciendo. Tienen que internarte rápido para un nuevo tratamiento "

Leo el mensaje una y otra vez hasta que mí vista se nubla por las lágrimas.

Escucho a Theo caminar de un lado al otro por el lugar y el ruido de sus murmullos.

Sabia que estaba haciendo miles de preguntas, pero la mas importante y la que ni yo podía contestar

—Vas a morir?

Solto la pregunta con miedo y yo lo mire sobre mí hombro.

Casi me reí por qué al mirarlo era como mirarme años atrás, cuando me dieron el diagnóstico y no sabía nisiquiera como tonta una pastilla.

—No lo sé, es lo que me vengo preguntando hace dos años.

Al escuchar eso se apoya contra una silla tratando de no caerse y yo intento acercarme a el.

Pero no puedo moverme más que para taparme la cara con las manos y llorar.

Lloro mientras el se acerca a mí y cae de rodillas a mí lado.

—Esta bien, hey todo está bien.

Me agarra entre sus brazos tirándome a su lado en el piso y me abraza.

—Nisiquiera sé porque lloro si ya debería haberlo esperado.

Me sorbo la nariz y el me aprieta contra su pecho dejándome llenar su remera de lágrimas.

—Vas a estar bien, vamos a estar bien.

Se le quiebra la voz y me acuna la cara con sus manos para que lo mire.

Lágrimas caían por sus mejillas mientras apretaba sus labios y apoyo su frente con la mia.

—Te voy a cuidar amor, nada te va a alejar de mí nisiquiera la muerte.

Susurra sobre mis labios con voz apagada y yo me trago los sollozos.

Intento hablar pero nada sale de mí boca y solo dejo que el me bese tratando de distraerme del dolor que siento algo en mí interior.

Está vez no es el dolor que llevo ignorando hace días en mis pulmones, está vez en un dolor que va directo a mí corazón.

Pero lo logro porque poco tiempo después me quedé casi desmayada del sueño en sus brazos y el me cargo hasta su habitación.

Nos acostó en la cama y me abrazo hasta que me dormí.

Aunque cuando mis ojos se cerraban pude escuchar como intentaba ocultar su llanto con su cabeza contra mí cuello y sus manos apretando mi cuerpo.

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Me levanté al otro día temprano porque Theo ya había preparado todo para irnos.