casualidades del amor

Capitulo 8

Nisiquiera se por donde empezará cobrar todo lo que pasó está semana.

Primero, me dieron de alta después de un día comiendo comida de enfermos.

Segundo, mí hermana vino de visita para ver cómo estaba y para que le cuente sobre Theo.

Tercero, se explotó una tubería de mí departamento y se jodidamente hundió.

Literalmente caminaba por el lugar y el agua me llegaba por un poco más de los tobillos.

Fue horrible, pero eso nos lleva a la cuarta noticia, que para mí es la peor.

Mí falso novio y últimamente mi amigo telefónico, Theo, me dejó mudarme a su otro departamento.

Obviamente le dije que apenas terminarán de arreglar el inundamiento de mí hogar volvería a mudarme.

El no dijo nada pero no iba a quedarme aquí toda la vida, este lugar era su musa y el lo necesitaba para inspirarse.

Por último, lo más importante:

Quinta noticia, después de una semana charlando sobre como íbamos a hacer esto, llego el sábado y estaba a una hora de la gran fiesta.

Según Theo iba ser algo pequeño pero mierda que me mintió.

Estaba viendo por el teléfono como un montón de gente se alistaba para ir y subían videos a instagram hablando de cómo sería la noche.

Era unas fiesta de famosos, obviamente iba a estar lleno pero estoy segura que ni poniéndome diamantes iba a encajar en ese lugar.

—Vas a hacerlo?

Nerea hablo atrás mío.

Su pelo negro le llevaba hasta la cadera, lacio y brillante igual que su piel canela.

Éramos parecidas, pero no iguales. Ella era mas alta y delgada, además de tener un rostro que mostraba pura elegancia.

Mí rostro y mis curvas por otro lado, eran mas exóticas.

Era hermosa, lo sabia y más con este vestido de dos piezas color bordo.

El top sin mangas y la pollera larga pero ceñida en mis muslos le daban forma a mí figura.

Elegante pero provocador.

Termine el look con tacones negros y aros dorados.

—Ya estoy vestida y arreglada, creo que es tarde para echarse atrás.

Le contesto y ella se acerca para ponerme el labial.

Dejo que me retoque el maquillaje y muevo las manos contra la pollera del vestido alisandola.

—Estas perfecta Nicky, mírate.

Miramos el espejo que está en la habitación del departamento y sonrió cuando nos veo.

Una sonrisa nostalgica llena a mí hermana mayor y yo agarro su mano.

Me mira de nuevo y finge secarse una lágrima.

—Te ves feliz idiota.

Dice y yo la empujó tirándola a la cama.

Entre las risas mí celular se prende y una llamada nos caya.

Miro el nombre de la pantalla y me quedo quieta.

—Ya llego.

Nerea me guiña un ojo y abre la puerta de la habitación.

—Buena suerte linda.

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