Capitulo 15

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-Estas enojada?

Me preguntó una vez que llegamos al hotel y entre a mí habitación ignorandolo.

Íbamos a volver pasado mañana y ya iba a empacar porque no tenía intenciones de hacerlo un día antes de irnos.

-Perdon, ella simplemente vino y me beso, nisiquiera tuve tiempo de reaccionar.

Lo sentí atrás mío y suspire cuando me puse la mano en la espalda.

Me di cuenta para mirarlo y me ablande un poco cuando sus ojos azules me miraron llenos de arrepentimiento.

-Tranquilo, se que te beso sin tu consentimiento por eso fue que la golpeé a ella y no a ti.

Lanzo un golpe al aire y el se ríe agarrando mí brazo.

-Gracias a dios, tenés mano pesada.

Se tiró a mí cama llevándome con el y sonreí.

Nos abrazamos mientras miramos el techo, con mí cara contra su pecho podía sentir sus latidos.

Estaba acelerado y su caja bajaba y subía rápido.

Levante la mirada para verlo pero sus ojos estaban fijos en mis labios.

-Ciudado Harris, puedo pensar que querés besarme.

Me sonríe y no gira dándome abajo suyo.

Acerca su cara a la mía y con su mano acaricia el costado de mí cuello haciéndome cosquillas.

Hace mucho tiempo no estaba tan cerca de un hombre y saber que era el me dejabas loca.

-Ciudado hermosa, puedo pensar que quieres que te bese.

Agacha la cabeza rozando nuestros labios y aprovecho para poner los brazos alrededor de su nuca.

-Puede ser que quiera que lo hagas.

Le sonrió y el no tarda en hacerlo.

Me besa con suavidad moviéndonos al compas mientras su mano toca mí cara.

Bajo mis manos a sus brazos y a los costados de su cuerpo buscando el inicio de su remera, cuando la encontró no dudo en levantarla.

El no se queja y se separa por un instante para que pueda sacársela.

Cambio de posición poniéndose de rodillas y levantandome para que pueda enrollar mis piernas en su cintura.

Me saco la remera antes de volver a besarme está vez con más pasión mientras me tocaba los muslos y yo me agarra de su pelo.

Podía sentir el calor de su cuerpo y como sus manos se apretaba contra mí piel.

Nos separamos otra vez, el me miró a los ojos, tenía los labios rojos y el pelo desordenado.

Respiraba hondo pero rápido como si hubiera corrido un maratón y estaba segura de que yo también lo hacía.

Apoye mí frente contra suya mientras con mis ojos miraba todos los tatuajes que tenía.
En su abdomen tenía pajaros, flores, frases y muchas figuras sin forma que se movían desde su cadera hasta sus costillas y hombros.

Tenía más tatuajes en sus brazos, cuello y algo me decía que seguían su recorrido hasta su pelvis.

Acaricié el que tenía en su pectoral derecho, era un candado con la frase "Carpen dien" y la torre Eiffel atrás.

Sonreí instintivamente al reconocer la frase que le dije años atrás y saber que ese tatuaje era para recordar cuando nos conocimos.

-Quiero verlos todos.

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