12.Como no logré aceptarlo.

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Cuando me desperté eran casi las cinco. Ya no quería jugar al tenis, al igual que no tenía ninguna gana de trabajar en Haydn. Hora de nadar, pensé. Me puse el bañador y bajé las escaleras. Denna se encontraba sentada en el pequeño muro junto a la casa de sus padres.

-¿A qué se debe que vayas a darte un baño? -preguntó.

-No sé. Simplemente me apetece. ¿Quieres venir?

-No, hoy no. Me han obligado a llevar este ridículo sombrero si quiero estar fuera. Parezco uno de esos espantapájaros que usán con los girasoles

-Te vez bien Denna. ¿Qué vas a hacer si me voy a bañar?

-Te miraré. A menos que me ayudes a subirme a una de aquellas rocas, en cuyo caso me sentaré allí, me mojaré los pies y me dejaré el sombrero puesto.

-Entonces vamos.

Nunca tenías que pedirle a Denna que te diese la mano. Te la daba de forma natural, de la misma manera que los ciegos te agarran del codo automáticamente.

-Solo te pido que no andes demasiado rápido -dijo.

Bajamos las escaleras y cuando llegamos a las rocas buscamos una que le gustase y la senté allí. Este era su lugar favorito para estar junto a Juanjo. La roca estaba calentita y me encantaba la sensación del sol en la piel a esta hora de la tarde.

-Me alegro de estar de vuelta.

-¿Lo pasaste bien en Roma?

Asentí con la cabeza.

-Te echamos de menos.

-¿Quiénes?

-Yo.Chiara y Ruslana . El otro día vino a ver si estabas.

-Ah -dije.

-Les dije dónde habías ido.

-Ah.

Estaba claro que la chica observaba la reacción de mi cara.

-Creo que sabe que Ruslana no te cae demasiado.
No tenía sentido discutir sobre eso.

-¿Y? -le pregunté.

-Y nada. Simplemente me da lástima. Le dije que te habías ido a toda prisa.

Estaba claro que Denna se sentía halagada por su propia astucia.

-¿Te creyó?

-Eso creo. En realidad no le estaba mintiendo.

-¿A qué te refieres?

-Ambos os marchasteis sin decir adiós.

-Tienes razón, eso hicimos. Pero no había mala intención.

-Bueno, contigo me da igual. Pero él sí me importa. Mucho.

-¿Por qué?

-¿Por qué, Martin ? Debes perdonarme por decir esto, pero nunca has sido demasiado inteligente.

-¿Que?

-Aveces eres demasiado inteligente.Y eso te hace bastante mal.Lo sabes.Tienes que aceptarlo

Me costó percatarme de hacia dónde se dirigía con aquello. Después caí en la cuenta.

-Yo tampoco se si le voy a volver a ver -dije.

-No, tú puede que sí. Pero yo no lo tengo tan claro.Por que no se si mañana viviré y el fue el único en Mosscazzano a parte de ti,que logro seguir mi ritmo e incluso no se saqueaban si llegaba a vomitar mi sangre en los paseos que teníamos.Lloro tanto por no tener una respuesta de ti.Creyo que estabas con Chiara y aún así quiso lo mejor para ti.

Il battito del nostro amore || JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora