Aló, ¿policía? (Tamaki x ________)

Capítulo 4

—Lamento llegar tarde —es lo primero que dice el hombre al entrar—. Me asignaron este caso hace apenas media hora.

—No te disculpes, llegas justo a tiempo, Naomasa—contesta el oficial de policía antes de dar un sorbo a su taza—¿Qué caso tenías?

—Nada importante —reponde al servirse café—. Un supuesto acosador que resultó ser una broma de niños.

—Vaya pérdida de tiempo.

—Sí —Naomasa toma asiento entonces al lado de su camarada—. ¿Y bien? ¿Qué me dices de éste?

Con su mentón señala el vidrio frente ellos y su compañero sonríe.

—Oh, éste definitivamente te gustará.

Al otro lado del cristal se vislumbra claramente una sala de interrogantorio con una hombre de mediana edad atado a una silla como único ocupante de la habitación. Su cabeza cuelga del asiento en una posición incómoda y su mirada está perdida en el espacio como si sus pensamientos hubieran salido corriendo por cada orificio de su cara.

—Lo encontraron inconsciente en un callejón ayer por la noche e indagando un poco en su pasado descubrimos a una mujer que ahora está en el hospital. En cuanto se despertó ella nos relató que él la acuchilló porque le debía mucho dinero y deseaba salir de esa situación de presión.

—No entiendo. Me parece un caso resuelto.

—Espera. No has escuchado la parte interesante —el hombre se reacomoda en silla y agarra un pequeño papel antes de continuar la historia— En el mismo callejón, al lado del criminal, encontramos esto.

Naomasa lee las palabras escritas en una hoja con diseño floreado que le parece extrañamente familiar.

"¿Construirías un mundo a mi lado, en el que solo existamos nosotros y el amor?"

En el pie de página hay un "De" seguido por dos puntos y una raya larga y apresurada.

Naomasa alza una ceja en señal de confusión.

—¿Qué significa esto?

—Bueno, —responde su compañero tomando la nota de sus manos— el equipo cree que lo más probable es que se trate de un vigilante.

—Otro más —dice Naomasa en un suspiro.

—No creo que sea solo "otro más".

—¿Por qué?

—El sujeto frente a ti lleva desde las 6:32 despierto y en una hora no ha articulado palabra, solo se ha quedado así: mirando a la nada. Fue golpeado una única vez, pero lo hicieron con la suficiente fuerza como para dejarlo inconciente hasta ahora, y el médico incluso dijo que el lóbulo límbico recibió un daño considerable, por lo que puede que no recuerde varias cosas.

Un ruido desconcierta a los oficiales. El criminal está regresando en sí poco a poco.

—Justo a tiempo.

—¿Comenzamos?

El interrogatorio sobre el caso da inicio. El hombre del otro lado del vidrio se toma su tiempo en responder, y cuando lo hace arrastra las palabras en un desconcierto y cansancio interminables. A pesar de todo, cada cosa que dice coincide con la información recabada por la policía.

—¿Que opinas? —le pregunta el oficial a Naomasa después de un rato. El micrófono que conecta la habitación con el cuarto del criminal está apagado y un mal presentimiento se escurre por las paredes.

—Me parece raro que todavía no encontremos la parte de su memoria faltante.

—¿Soltamos la bomba? ¿Le preguntamos si recuerda al vigilante?