Capítulo 8 : Todo lo que necesita

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Tan pronto como Kageyama llega a casa, solloza. 

Sollozos fuertes y feos. 

Él no quiere esto. No quiere ser un mentiroso. No quiere empezar una relación en la que al final solo saldrá lastimado. 

Su padre no está esta noche, pero a estas alturas Kageyama aceptaría las consecuencias de llorar. Solo necesita sentir. 

Él toma su teléfono y llama a Kyotani. 

Sin respuesta.

Él llama de nuevo. 

Sin respuesta. 

Él llama de nuevo. 

—¿Tobs? Son casi las diez, ¿qué pasa? Normalmente ya estás dormido —resuena la voz de Kyoutani en el dispositivo. 

Kageyama solloza cada vez más fuerte. Extraña el consuelo de su mejor amigo. 

Escuchar su voz es como si una manta de seguridad lo cubriera lentamente. 

Lo necesita ahora mismo.

—Te odio, joder —grita Kageyama, con mocos y lágrimas corriendo por su rostro. 

—Lo siento —susurra el mayor. 

—Te odio —repite Kageyama. 

Odia que lo hayan dejado solo, que no haya podido decirle a Kyoutani que le impidiera ver a Oikawa y a Iwaizumi. 

Él necesita que regrese. 

"Voy para allá, ¿vale? Sé que he sido una mierda, lo sé. Voy para allá, solo respira", dice Kyoutani. 

Su voz es tan tranquila que sólo molesta más a Kageyama. 

“¡Me dejaste!”, grita. 

Se siente patético, pero no puede evitarlo. Kyoutani es su persona. El único que sabe  todo.  Sin embargo, lo abandonó. Dejó a Kageyama solo con su padre, sus almas gemelas y su equipo desprevenido. 

“Respira, Tobs.” 

Kageyama no puede. No puede respirar. 

No es la primera vez que se pone tan nervioso, pero la última vez que sucedió fue después del partido, cuando sus compañeros lo abandonaron en la cancha. Parece que fue hace siglos. 

—¡Que te jodan! ¡No quiero verte! 

“Lo sé, voy en camino.”

Kyoutani siempre ha sido capaz de ver la verdad más allá de las palabras de Kageyama, incluso cuando este último desearía no hacerlo. 

Kageyama está acurrucado en el suelo cuando la puerta de su habitación se abre y Kyoutani, con lágrimas en los ojos, lo ve. 

—Estoy aquí ahora, todo va a estar bien —susurra Kyoutani, abrazando a Kageyama. 

Kageyama desearía querer alejarlo, pero en lugar de eso se aferra a él como a un salvavidas. 

No existe tal cosa como un final felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora