No existe tal cosa como un final feliz

Capítulo 10 : Seguridad y soporte

Es una práctica cuando Hinata toma su teléfono y silencia los mensajes de Iwaizumi y Oikawa. 

“Piensa en ti mismo antes de pensar en lo que quieren los demás”, es todo lo que dice el más bajito, antes de pedir que lo tiren. 

Kageyama mira el dispositivo que tiene en la mano, antes de sonreír. 

Últimamente ha estado pensando más en lo que quiere. 

No está seguro de querer una relación con los dos mayores, y Yamaguchi le aseguró que no tiene que decidirlo pronto. Siempre serán sus almas gemelas. Depende de Kageyama si decide actuar en consecuencia. 

Cada vez que habla con Oikawa o Iwaizumi, siente el impulso de ceder. De ignorar todas las dudas y esperar lo mejor. 

Pero la esperanza no es suficiente. 

Él necesita saber que han cambiado. 

Que no habrá más palabras duras, y que no lo abandonarán si las cosas se ponen difíciles. 

No está seguro de que ninguna de esas cosas se detenga si comienzan una relación, y tomó en serio las palabras de Yamaguchi. 

Él tiene tiempo, y si no lo quiere, no tiene por qué ceder a los deseos de su alma gemela. 

Le explicó a Kyoutani este nuevo descubrimiento y el otro tenía una expresión de orgullo en su rostro. Estaba de acuerdo con Yamaguchi y estaba orgulloso de que Kageyama estuviera pensando en sí mismo por una vez.

La mayor parte del tiempo siente culpa y una sensación de verdadera soledad. 

Es entonces cuando recuerda que tiene a sus amigos para respaldarlo y apoyarse si las cosas se ponen difíciles.

Es como una manta de seguridad. 

Takeda llega unos minutos tarde, con una sonrisa en su rostro. 

“¡Tenemos un partido de práctica!” grita el profesor. 

Todos se giran para mirarlo y Daichi hace la pregunta no formulada. 

“¿Con quién?” pregunta el capitán. 

"Seijoh." 

Kageyama siente que el color desaparece de su rostro y Hinata le lanza una mirada preocupada. 

Yamaguchi pone una mano sobre su hombro, dándole un apretón tranquilizador. 

Tsukishima le asiente con la cabeza, en un silencio que dice: "Los mataré si me lo pides". 

El joven setter deja escapar el aliento que estaba conteniendo. 

Él puede hacerlo. Tiene su sistema de apoyo. 

Kageyama nunca tuvo un verdadero sistema de apoyo. Su padre nunca fue un buen padre y solo tuvo a Kyoutani. 

Ahora tiene a Kyoutani y a su equipo. Tiene más de una persona en la que confiar si necesita ayuda. Ya no se siente una carga tan grande. 

“¡De vuelta a la práctica!”, grita el entrenador Ukai. 

Esto se siente diferente a la primera vez que le dijeron a Kageyama que tenían un partido de práctica contra sus senpais. 

La ansiedad y la sensación de miedo han desaparecido. 

Lo único que quiere es ganar. 

Para demostrar que ya no es el niño débil que una vez fue. 

“¡Hinata!”, grita Kageyama mientras prepara el balón, que Hinata estrella contra el otro lado de la red. 

"Ganaremos", afirma Hinata y Kageyama sonríe. 

Ellos ganarán. 

Entonces tal vez podrá decidir si debe dejar atrás a sus almas gemelas o dejarlas regresar. 

Por ahora, lo único en lo que necesita centrarse es en ganar.