𝗨𝗻𝗮 𝗗𝗲𝗰𝗶𝘀𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲𝗹 𝗖𝗼𝗿𝗮𝘇𝗼́𝗻 (𝗠𝗮𝗰 𝗔𝗹𝗹𝗶𝘀𝘁𝗲𝗿)

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Mariana observaba la pantalla de su computadora con una mezcla de frustración y tristeza. Su jefe, el señor González, era conocido por ser un tirano y hoy no era la excepción. La Selección Argentina jugaba un partido crucial en la Copa América 2024 en Estados Unidos y su esposo, Alexis Mac Allister, estaría en el campo, pero ella no podría asistir por las demandas laborales de González.

—Mi tomatito va a estar esperándome en el estadio y yo acá, atrapada. —murmuraba con amargura mientras respondía un correo más.

Desde que se casaron, Mariana siempre había sido el apoyo incondicional de Alexis, y él, con su carácter dulce y cariñoso, era su refugio. Se habían conocido años atrás en un evento benéfico y desde entonces, no se habían separado.

A pesar de estar en Estados Unidos, acompañando a Alexis durante el torneo, su trabajo virtual desde Argentina seguía siendo una carga pesada. Mientras intentaba concentrarse en su trabajo, su teléfono vibró. Era un mensaje de Alexis: "Amor, hoy es un día importante. Sé que no podrás venir, pero te sentiré conmigo en la cancha. Te amo, mi vida."

Mariana sintió una punzada en el corazón. Recordaba todas las veces que Alexis había sacrificado su tiempo para estar con ella, incluso en los momentos más difíciles. Se quedó un momento inmóvil, pensando en lo que realmente importaba.

Finalmente, tomó una difícil, pero sencilla decisión. Se levantó y se dirigió a la oficina improvisada en la habitación del hotel donde estaban hospedados.

—Señor González, necesito hablar con usted. —dijo con firmeza a través de la videollamada.

González levantó la vista de sus papeles, visiblemente molesto por la interrupción.

—¿Qué sucede ahora, Mariana?

—Quería informarle que renuncio. —dijo ella, sintiendo una liberación inmensa al pronunciar esas palabras.

—¿Qué? ¿Estás loca?

— No. Mi familia es más importante que este trabajo, y no voy a perderme el partido de mi esposo por nada en el mundo.

El jefe, incrédulo, no supo cómo reaccionar. Mariana no esperó una respuesta y cerró la llamada con determinación. Sentía una mezcla de adrenalina y libertad mientras se dirigía al estadio. Con su pase especial, logró entrar rápidamente.

Esa misma tarde, tomó un taxi directo al estadio. Con cada minuto que pasaba, su corazón latía más rápido. Llegó justo a tiempo para ver los últimos minutos del partido. La multitud rugía y el ambiente estaba cargado de emoción por la hinchada argentina.

Entró corriendo y buscó a Alexis con la mirada en el campo. Ahí estaba, en la cancha, dándolo todo para lograr que la Argentina sea la vencedora. En un momento, Alexis levantó la vista hacia los palcos, como si la buscara instintivamente.

En un instante rápido sus miradas se encontraron y para los dos fue como si se hubieran visto por primera vez. Todo el mundo pareció detenerse para que ellos comenzaran a desear la cercanía del otro.

Después del partido, en el cual Argentina se consagró ganadora, mientras los jugadores se dirigían al vestuario, Mariana logró acercarse a la zona reservada para familiares. Alexis apareció, cubierto de sudor y con una sonrisa radiante. Al verla, corrió hacia ella y la levantó en un abrazo.

—¡Mi tomatito! —exclamó Mariana entre sus brazos.

—¡Mariana! ¿Qué haces acá? Pensé que no podías venir. —dijo él, sorprendido y feliz.

—Renuncié —respondió ella, riendo de la emoción—. No podía dejar que mi tomatito jugara un partido tan importante sin mí.

Alexis la besó profundamente, ignorando a las personas que los rodeaban. En ese momento, nada más importaba. Sabían que, a pesar de las dificultades, siempre se tendrían el uno al otro.

Esa noche, celebraron la victoria de Argentina y la decisión de Mariana de seguir su corazón. Porque en la vida, hay momentos en los que el amor y la familia deben ser la prioridad, y Mariana había demostrado que nada ni nadie la separaría de su "tomatito". 

Cortitos de la ScalonetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora