"no dejaré que mueras"

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El aparato de Anna dejó de funcionar. El cáncer la había derrotado. Pero en ese momento, yo supe qué debía hacer. Me acerqué a ella, tomé su mano y miré a sus ojos.

"Hola, nunca pensé que este momento llegaría", dije, con la voz temblando. "Y nunca podré vivir en este mundo sin ti. Por eso, hoy 3 de julio, te entrego mi alma para que regreses a este mundo y cumplas todos nuestros sueños".

Mientras hablaba, sentí una energía extraña fluir a través de mi cuerpo. Era como si mi alma estuviera siendo extraída de mi ser y transferida a Anna.

Después de decir esas palabras, mi cuerpo comenzó a desvanecerse. Mi alma había sido transferida a Anna. Me sentí flotar en el aire, viendo cómo mi cuerpo se desintegraba en nada.

Anna abrió los ojos en el hospital, confundida y sin recordar nada. Pero algo dentro de ella había cambiado. Se levantó de la cama y salió del hospital, dirigiéndose a la casa que había compartido conmigo.

Cuando entró en la habitación de mi avitación, comenzó a llorar desesperadamente. No sabía por qué, pero sentía un vacío en su pecho. Algo le decía que había perdido a alguien importante, pero no recordaba quién era.

Se acercó a mi escritorio y vio una foto de nosotros dos. La miró fijamente, tratando de recordar quién era el chico que estaba a su lado. Pero no podía recordar nada.

De repente, comenzó a sentir una conexión con la foto. Era como si supiera que el chico de la foto era alguien especial, alguien que había sido importante para ella.

Anna se sentó en la cama, abrazando la foto y llorando desconsoladamente. No sabía qué había pasado, pero sentía que había perdido algo precioso.

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