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El día siguiente en la UA comenzó como cualquier otro, con el bullicio de los estudiantes y la rutina de las clases. A pesar de la normalidad aparente, todo se sentía diferente para mí. Había una ligereza en mis pasos, una sonrisa que no podía borrar de mi rostro.


En el gimnasio, Bakugo ya estaba esperando, ajustando sus guantes con esa determinación que siempre lo caracterizaba. Entrenar juntos había sido una decisión natural, una manera de explorar lo que sentíamos sin las presiones externas de etiquetar lo que éramos. Justo cuando estaba a punto de llegar a él, se giró y, con su típica arrogancia juguetona, lanzó un desafío.


Oye, TN —dijo, enderezándose—, ¿lista para que te pateen el trasero?


Sonreí, alzando una ceja. —¿Patearme el trasero? Más bien voy a darte una lección de humildad, Katsuki.


Él soltó una risa, una que rara vez escuchaba. —Eso me gustaría verlo.


Comenzamos el entrenamiento, cada movimiento estaba cargado de esa competitividad que nos unía, pero también de un interés genuino por descubrir más del otro. Bakugo era implacable, cada explosión era medida y calculada, pero en lugar de intimidarme, me empujaba a ser mejor, a igualar su ritmo y su energía.


—No está mal, si hasta sabrás pelear y todo —comentó tras esquivar uno de mis ataques y contraatacar con una explosión precisa. Su sonrisa era desafiante, pero en sus ojos brillaba un reconocimiento genuino.


Concentrándome, logré esquivar su siguiente movimiento y lanzarme a un ataque sorpresivo que lo hizo retroceder. La sorpresa en su rostro se transformó en una sonrisa orgullosa, y pude sentir un calor reconfortante en mi pecho.


Después de un entrenamiento agotador, ambos nos dejamos caer al suelo, exhaustos pero satisfechos. El gimnasio estaba en silencio, solo nuestras respiraciones aceleradas rompían la calma.


no estas tan mal —admitió Bakugo, girando la cabeza para mirarme.


—Tú tampoco estás tan mal, Bakugo —respondí, todavía recuperando el aliento.


Por un momento, todo se quedó en silencio. Bakugo, sin embargo, rompió esa calma al extender su mano hacia mí. No era un gesto grandioso, pero tenía un significado profundo.


—Quiero que sepas que, aunque no siempre lo demuestre, significas mucho para mí.


Mi corazón dio un vuelco, y tomé su mano, sintiendo el calor de su piel contra la mía. —Y tú para mí, Katsuki.


Nos quedamos así, un momento robado en el tiempo, donde nada más importaba. Sabía que Bakugo no era alguien que disfrutara mostrar su lado más cursi, pero con él, cada pequeño gesto era significativo.


Al terminar, salimos del gimnasio, caminando juntos por los pasillos. La escuela estaba llena de vida, y los estudiantes pasaban a nuestro lado con prisa, ajenos a nuestro pequeño universo. Caminamos en silencio, disfrutando de la simple compañía del otro.


Oye —dijo de repente, deteniéndose—. He estado pensando... ¿qué tal si organizamos..* o bueno organizas por que yo no sabré como organizar a unos idiotas *....algo con la clase? Un día de descanso, tal vez ir al parque de atracciones.


La sugerencia me tomó por sorpresa, pero la idea era tentadora. Un día fuera, lejos de las presiones diarias, sonaba perfecto. —Me encanta la ideaa! - dije emocionada- Estoy segura de que todos estarán emocionados.


Él asintió, complacido. — antes de que eso pase... ¿qué tal si cenamos juntos esta noche? Algo simple, solo tú y yo.


Era una invitación que no podía rechazar. Asentí, sintiendo una mezcla de alegría y expectativa. —Me encantaría, Katsuki.


Nos despedimos en la entrada del edificio, y pasé el resto del día con una emoción que no podía contener. Durante las clases, noté cómo el rumor sobre el parque de atracciones comenzaba a circular. Mina y Kirishima ya estaban discutiendo emocionados sobre qué atracciones probar primero. La anticipación era palpable, y todos parecían ansiosos por un descanso bien merecido.


Más tarde, me encontré con Uraraka y Asui en la cafetería. Estaban emocionadas con la idea de la salida y comenzaron a planear detalles de inmediato.


—¡Podríamos hacer equipos para las atracciones! —sugirió Uraraka, sus ojos brillando de emoción.


—Y definitivamente deberíamos llevar comida para un picnic —añadió iida siempre práctico.


Escuchar sus planes me llenó de anticipación. La idea de un día de diversión con todos mis amigos, lejos de las presiones de la escuela, era realmente atractiva. Sabía que sería una oportunidad perfecta para fortalecer los lazos que habíamos construido a lo largo de nuestro tiempo en UA.


Esa noche, mientras me preparaba para encontrarme con Bakugo, no podía evitar sentirme nerviosa. Era solo una cena, pero el significado detrás de ella era más profundo. Era un paso más en este camino que habíamos decidido recorrer juntos.


Cuando lo vi esperándome en el vestíbulo, con una expresión que mezclaba su habitual confianza con algo más suave, supe que estaba tomando la decisión correcta. Caminamos juntos hacia un pequeño restaurante cerca del campus, uno que Bakugo había descubierto por casualidad y que rápidamente se había convertido en uno de sus lugares favoritos.


La cena fue sencilla pero perfecta. Hablamos de todo, desde nuestros sueños y aspiraciones hasta los pequeños detalles del día a día que normalmente pasaban desapercibidos. Bakugo, a su manera, estaba siendo más abierto y vulnerable de lo que jamás había sido, y eso solo hacía que mi cariño por él creciera.


Al final de la noche, mientras regresábamos al campus, Bakugo se detuvo bajo un farol, su rostro iluminado por la suave luz amarilla. Me miró con una intensidad que me dejó sin aliento.


Gracias por esta noche, idiota —dijo, su voz suave pero firme.


—Gracias a ti, Katsuki. Me alegra que hayamos tenido este tiempo juntos.


Nos quedamos ahí, mirándonos, y supe que no importaba lo que el futuro nos deparara, enfrentaríamos cualquier desafío juntos. Y mientras caminábamos de regreso, de la mano, supe que este era solo el comienzo de algo maravilloso.


¿ eres boba o qué? * bakugo x tnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora