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Alice Mills

Llegué al parque donde Miguel me citó el día anterior. Desde que se unió a ese dojo...Cobra Kai creo que se llamaba, no habíamos coincidido mucho.

-Hey, Alice- saludó Aisha acercandose a mi.

-No te esperaba aqui- sinceré frunciendo el ceño.

-Fue de imprevisto

-Me alegro de volver a verte- sonreí.

Y era verdad a ella tampoco la veía apenas, pasaba las tardes con la familia LaRusso o con mi madre.

-Ellos son Bert, Halcón,  Demetri y a Miguel ya lo conoces- fue señalando uno por uno.

-¿Halcón?- pregunté reprimiendo una risa- es un nombre peculiar.

-En verdad su nombre real es Eli- añadió Demetri ganándose un puñetazo por parte del aludido.

-Es Halcón desde ahora.- sentenció.

Ya no se parecía en nada al chico del que se burlaban en la escuela semanas atrás.  Ahora parecía él el abuson.

Las acciones pueden cambiar a una persona.

Sin duda.

-Vayamos- pidió Miguel siendo seguidos por todos nosotros.

-Haremos una fiesta en una hoguera y necesitamos previsiones- explicó Halcón viendo mi cara de confusión.

-Ni con vosotros me libro de las compras- bromeé.

Después de varios intentos para comprar alcohol al final el carnet falso de Halcón funcionó.

Creo que ya nos lo vendieron por cansancio pero dejaré que sus ilusiones crezcan.

-Se hacía de rogar.

-Ya, claro- reí sentada en un escalón.

-¿De qué te ríes tú?- con una sonrisa se acercó a mi lado.

-De lo estúpido que has parecido.

-Solo he convivido contigo una tarde y siento que eres insoportable- soltó en un tono burlón.

Sabía que estaba de coña.

-Me lo dicen mucho- hablé recordando la noche del baile.

Niña insoportable.

-Vendrás esta noche, ¿no?- preguntó Miguel rompiendo todo contacto visual que tenía con Halcón.

Mierda, tenía cena en casa de Sam.

-Lo siento chicos, Sam me ha invitado a cenar con su familia- excuse y pude ver un poco de decepción en sus caras.- ¿Estás bien Miguel?

-¿Por qué no lo estaría?

-Sé que te encanta Sam pero tenle paciencia- apoyé mi mano en su hombro mientras dejaba caer todas las hojas que se habían pegado en mi falda.

-¿Podemos dejar de hablar de Samantha?

-Es tu mejor amiga- me fue inevitable fruncir el ceño ante sus palabras.

-Era- recalcó rodando los ojos- veo que tengo sustituta.

-Lo siento- sabía que se refería a mi.

-No es tu culpa.

(...)

Miguel se ofreció a traerme a casa de Sam, de paso iba a aprovechar para intentar hablar las cosas con ella.

-Gracias Diaz- dejé un beso en su mejilla antes de subir las escaleras del porche.

Stereo Hearts || Robby KeeneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora