01: A color

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Lo primero que pensó Juanjo cuando despertó esa mañana fue que no tendría que haber bebido anoche. Cuando abrió los ojos, la habitación estaba totalmente a oscuras. ¿Qué hora era? Probablemente sería cerca del mediodía, aunque no había forma de saberlo ya que ni siquiera recordaba volver a casa la noche anterior.

Soltó un gruñido cuando al tantear su mesita de noche en busca del móvil no lo encontró. Reuniendo toda la fuerza de la que era capaz, se arrastró fuera de la cama, para dirigirse a ciegas hasta la ventana con la intención de subir la persiana y poder ubicarse entre la oscuridad.

Lo que Juanjo no se esperaba es que una vez la luz entrase en la estancia, la imagen que percibirían sus ojos estuviese mucho más llena de color de la que él la recordaba.

"¿Qué coño...?" Murmuró para sí mismo mientras daba un par de pasos hacia atrás, impresionado.

Cayó sobre el colchón cuando la parte trasera de sus rodillas chocó contra la cama. Parpadeó un par de veces, intentando descifrar si era cierto lo que estaba viendo.

Colores.

La gama cromática de grises a la que se había acostumbrado en sus veintidós años de vida había sido sustituida por una variedad mucho más amplia, más vibrante. El maño estaba seguro de conocer los nombres de todos los colores, pero de lo que no estaba seguro era cuál correspondía a cada uno de ellos.

Probablemente pasaron cerca de cinco minutos hasta que se dio cuenta que llevaba rígido en la cama, contemplando su alrededor y absorbiendo la nueva información que tenía ante sus pupilas. Casi había olvidado el dolor punzante que le martilleaba la cabeza a causa de la resaca, que se hizo notar aún más cuando se levantó de un salto para plantarse frente al espejo.

Se llevó las manos a la cara, intentando acostumbrarse a la ya tan conocida, pero a la vez nueva imagen que le devolvía la mirada. Se tomó unos segundos para observar los detalles, hasta que su mente por fin despertó totalmente y asimiló que aquello no era un sueño. Se hizo la pregunta más importante:

¿Qué pasó anoche?

Se giró sobre sus talones, para observar el estado de la habitación. La ropa con la que había salido la noche anterior estaba tirada en el suelo junto a la cama, y por mucho que sus ojos recorrieron la estancia, seguía sin localizar su móvil. Se miró a sí mismo, vestido únicamente con unos calzoncillos y una camiseta que él no recordaba haberse puesto. Aunque, en realidad, ni siquiera recordaba llegar a casa en primer lugar. Hubo cierto momento entre chupito y chupito en el que su memoria empezó a difuminarse, y por mucho que forzase su adolorida cabeza a funcionar, no conseguía rescatar nada.

Se pasó las manos por la cara, y sin molestarse de ponerse un pantalón, salió de la habitación con la esperanza de encontrar a su compañera de piso ahí.

Y para su buena suerte, Denna estaba sentada en el sofá. Aunque no estaba sola, ya que su novio, Alex, estaba recostado junto a ella, pasando perezosamente los canales de la tele encendida frente a ellos.

"Almu, tenemos un problema." Dijo, parándose frente a ellos, tapando la tele en el proceso.

"Buenos días a ti también, bello durmiente." Contestó la chica. "¿Es necesario que te pongas frente a la tele para contármelo...?"

No la dejó continuar. "Veo colores."

Los ojos de la granadina se abrieron de par en par, e incluso Alex alzó las cejas. La pareja se miró brevemente, para luego mirarlo de nuevo a él.

"Eso es bueno." Habló finalmente la rubia, ya recuperada del shock inicial. "Fue ayer, ¿no? En la fiesta."

Juanjo se sintió avergonzado al instante. ¿Cómo iba a decirle que se había pillado tal cogorza que ni siquiera recordaba haber conocido a la persona que ­—supuestamente— estaba destinada para él?

En busca de tus coloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora