La melodía de la canción Crazy little thing called love sonaba de fondo mientras Juanjo conducía, tarareando inevitablemente.
Amaba esa canción, había sido de sus favoritas desde pequeño.
Por el rabillo del ojo pudo ver como la pantalla de su móvil se iluminaba, dejando a la vista el mensaje que le acaba de escribir Martin.
Ya estoy, leyó.
Se encontraba conduciendo hacia la casa del vasco, para poder recogerlo y dirigirse juntos hasta el polideportivo dónde conocerían a la siguiente persona de la lista. Esta vez, cuando el menor dijo que lo acompañaría, no opuso resistencia. Se había dado cuenta que tener a Martin con él había sido reconfortante, en cierto modo. Además, en esta ocasión agradecía tenerlo de respaldo, ya que a juzgar por las caras largas que pusieron los dos amigos ante la mención -o no mención, mejor dicho- del jugador de baloncesto, no le transmitía muy buena vibra.
Empezó a disminuir la velocidad cuando vio al menor a lo lejos, deteniéndose justo delante suya. Este no tardó nada en meterse dentro del coche, con una sonrisa. Apenas tuvo tiempo en fijarse en su outfit en lo que se saludaban y volvía a arrancar el coche, pero podía asegurar que estaba muy guapo.
En los últimos días desde que se vieron por última vez, el aragonés se había encontrado a si mismo pensando en el chico del bigote a menudo. No había caso en fingir que Martin no le parecía atractivo, y estaba seguro de que, si las circunstancias hubiesen sido otras, tal vez hubiese intentado ligárselo.
Fue el propio vasco quien lo sacó de sus divagaciones sobre él. "No es por asustarte, pero realmente espero que Omar no sea un alma gemela."
El maño frunció el ceño. "Pues menos mal que no querías asustarme, llegas a querer..."
La broma le arrancó una risa al contario y a su vez contagiándole una sonrisa a él. Por alguna razón se había sentido orgulloso de provocar eso en el vasco.
Igualmente, cuando la risa cesó, no pudo evitar preguntar algo nervioso. "No, pero en serio. ¿Tan malo es?"
"Bastante malo, sí." La expresión del menor casi que hablaba por él. "Empezaron a salir cuando Rus tenía dieciocho y él veintiséis. Además, le puso los cuernos varias veces."
"Joder, por eso Ruslana tenía esa cara de asco."
Otra risa escapó entre los labios de Martin. "Básicamente, es el innombrable."
Literalmente, pensó el mayor, recordando que ninguno de los dos se había referido a Omar por su nombre y que él se acababa de enterar ahora que el menor lo había dicho.
Después de eso, lo siguieron unos minutos de cómodo silencio, hasta que cierta canción le sacó una exclamación al vasco. "¡Adoro esta canción!"
Desde la playlist sonaba Nuevo Verano.
"¿Te gusta Amaia?" La ilusión relucía en sus ojos mientras preguntaba.
"Me encanta, es de mis cantantes favoritas." Respondió, aprovechando para mirarle mientras se paraba frente al paso de cebra, dejando pasar a una señora.
El vasco giró su cuerpo hacia él. "¿En serio? La mía también."
Solo con ver la radiante sonrisa y sus ojos brillando como luciérnagas, el aragonés se vio obligado a subir el volumen. Cuando reinició la marcha, el chico del asiento de copiloto empezó a cantarla alegremente, causando que el mayor tuviese que concentrarse especialmente en la carretera para no distraerse con lo angelical que sonaba su voz.
En la parte final, incluso él se atrevió a acompañarlo y cantar con él.
Cuando la canción hubo terminado, Martin volvió a dirigirse a él. "Perdona, me he emocionado demasiado." Su voz destilaba vergüenza.
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En busca de tus colores
FanfictionEn un mundo en el que todo es blanco y negro hasta que tocas a tu alma gemela, Juanjo se despierta viendo todo a color. ¿El problema? No recuerda quien le tiñó el mundo de colores.