Pasó más de una semana hasta que Juanjo y Martin se vieron de nuevo.
Por mucho que el maño quisiese encontrar a su alma gemela lo antes posible para poder dejar atrás el asunto, no habían podido cuadrar una fecha entre ellos, y menos con la próxima persona de su lista: una conocida del vasco llamada Chiara.
Eso no significaba que no estuviesen en contacto, porque el mayor llevaba toda la última semana escribiéndole mensajes en los que le preguntaba por el estado de su lisiada nariz. Algún que otro día, incluso habían conseguido entablar una conversación más allá de eso, como aquella en la que Juanjo descubrió que el menor hacía teatro. O aquella en la que descubrió que al vasco no le gustaba el helado. O algunas de sus canciones favoritas.
Incluso Denna, que no estaba muy a favor de todo el plan de búsqueda, había dejado de ponerle mala cara cuando mencionaba que iba a encontrarse con el menor. Que es justo lo que estaba haciendo en ese momento; ir al encuentro con Martin.
Tras acordar hora y lugar, habían decidido que el vasco convocaría a Chiara, para poder hablar con ella y aclarar si la muchacha era su alma gemela o no. Cuando entró en la cafetería se encontró con los menores esperándole ya, sentados en un mesita alejada de la puerta. Eso no impidió que el menor dirigiese la mirada hacia él nada más cruzó el umbral, alarmado por la campanita que sonaba cada vez que alguien entraba al local.
Una amplia sonrisa se extendió por su cara cuando lo vio acercarse a paso tranquilo hasta la pequeña mesita de la cafetería. Se fijó en su nariz, en la que ya solo quedaba una pequeña sombra del moratón que le había causado el golpe de la pelota. Por otro lado, el local era bastante acogedor, con colores cálidos y muchas plantas por todos lados. Juanjo no pudo evitar pensar que de alguna manera, ese sitio pegaba mucho con el estilo del menor.
Cuando llegó hasta ellos, se detuvo por fin a ver a la chica que estaba junto al vasco. Aún sentada, pudo ver que era ligeramente más bajita que Martin, pero su tez era del mismo color claro. Era muy guapa, con unos ojos preciosos y la cara enmarcada por un pelo oscuro estilizado en unas bonitas ondas desordenadas.
Su examen de la chica fue interrumpido por la misma, que se levantó de un salto de la silla para rodear su cuello en un abrazo. Le pilló tan por sorpresa que en los primeros instantes se quedó tieso en su lugar, pero tras el asentimiento que le dio el vasco cuando su mirada conectó con la suya, correspondió su abrazo.
¿Es ella? Pensó. ¿Me está abrazando porque está siendo maja o porque soy su alma gemela?
El aragonés sintió la urgencia de separarse de la muchacha lo antes posible, porque si seguían estando tan cerca la chica iba a sentir lo fuerte que estaba latiendo su corazón. Se obligó a coger aire lentamente mientras se separaba de ella, intentando calmar sus nervios.
"¡Nice to meet you! Soy Chiara, pero puedes llamarme Kiki." Dijo la chica con una gran sonrisa que derritió un poco el corazón del maño, aunque no pudo evitar extrañarse ante el repentino uso del inglés en la primera frase.
"Soy Juanjo, encantado." Se presentó, imitando la sonrisa de la pelinegra lo mejor que le permitieron los nervios.
Lo que siguió sus palabras fue un silencio en el que ninguno de los tres sabía muy bien qué hacer. El aragonés alternó su mirada entre los dos chicos varias veces, intentando averiguar cuál era la situación en la que se encontraban. Llegó a la conclusión de que, nuevamente, iba a tener que preguntarle directamente a Chiara —o Kiki, como ella había dicho—, porque ya estaban jugando suficiente a la adivinanzas con toda esa búsqueda.
Pero antes de que pudiese decir algo, la chica habló. "¿Por qué no pedimos algo? Y ya me contáis a qué viene tanto secretismo."
Juanjo accedió, echando antes un rápida mirada al menor, que no había abierto la boca desde su llegada. Se sentó frente a ellos y aguardó a que el camarero llegase para tomarles la comanda. Cuando este se hubo marchado, el maño se giró hacia Martin.
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En busca de tus colores
FanfictionEn un mundo en el que todo es blanco y negro hasta que tocas a tu alma gemela, Juanjo se despierta viendo todo a color. ¿El problema? No recuerda quien le tiñó el mundo de colores.