Almas Gemelas (Adaptación)

Capítulo 6.

Junio, 1943

Pompeya, Italia

Enid sopló suavemente sobre
la tierra, expulsando con eficacia
casi dos mil años de polvo y cenizas
del objeto escondido debajo. Una
copa de plata brillante resplandeció
ante ella bajo el brillante sol de
la tarde. Contuvo la respiración,
luchando contra el impulso de
hundir las manos en la tierra y
arrancar el artefacto de valor
incalculable de su tumba de tierra.

Años de estudio y práctica le habían enseñado a contenerse en momentos como este, incluso cuando la emoción del descubrimiento latía en sus venas.

Se postró en la tierra con un
pequeño pico en una mano y un
cepillo suave en la otra y comenzó
la ardua tarea de desenterrar su
premio, un grano de tierra a la vez.

Después de una hora de trabajo
agotador, la reliquia quedó
parcialmente expuesta. Enid
inspeccionó lo que parecía ser una
gran copa de plata todavía medio
enterrada en el suelo. Esqueletos
levantados que representaban
escenas de celebración cubrían el
exterior. Se movió para permitir
que más luz del sol brillara sobre
la taza. Quitar la última capa de
polvo de su superficie reveló una
inscripción grabada alrededor del
borde.

VIVO DUM VOS HABEO CRASTINUS INCERTUS. Disfruta la vida mientras la tengas, porque el mañana es incierto.

La ironía de las palabras golpeó a
Enid mientras pasaba el dedo
por las intrincadas talladuras. No
había habido un mañana para los
desafortunados ciudadanos de
Pompeya.

"Bien, bien. ¿Qué hemos encontrado aquí?"

No tuvo que mirar hacia arriba. La
voz profunda de Ajax Petropolus era demasiado familiar.

"Creo que eso sería obvio. Es un
urinario precolombino."

Lo escuchó gruñir detrás de ella.
Como de costumbre, no apreció su sarcasmo.

Se puso en cuclillas a su lado y trató
de apartarla con el hombro.

"Muy graciosa. Déjame ver eso."

Enid luchó contra el impulso
de cubrir el objeto con el brazo
como un niño que oculta un
examen de un compañero de clase
que hace trampa.

"No, es mi hallazgo. Ve a cavar en tu
propio hoyo."

Se sentó sobre sus talones, una
mirada de desdén estropeando sus
hermosos rasgos.

"Como arqueólogo sénior en este
sitio, toda esta maldita ciudad es mi
agujero."

"Creo que Signore Moretti tendría que estar en desacuerdo con eso".
dijo, refiriéndose al Director de
Excavaciones.

"Arqueólogo sénior a cargo de esta
región, entonces." Ajax se sacudió el polvo de los pantalones, polvo que estaba siempre presente en cualquiera que cavara en las
ruinas. "Lo que me hace tu superior, al menos. Ahora déjame verlo."

Enid odiaba cuando él tenía razón, especialmente porque él nunca dudaba en señalarle todas y cada una de las ocasiones. Ella se puso de pie lentamente y dio un
paso atrás, dándole acceso de plata.

Mirando hacia abajo a su cabellera
oscura, se preguntó cómo había
pensado alguna vez que era
atractivo.

Se retractó. Era guapo, un idiota
guapo. Su buen aspecto y su forma
de hablar suave la habían engañado
una vez, años atrás. Pero había
aprendido la lección por las malas,
y desde entonces él no hacía más
que irritarla.