Almas Gemelas (Adaptación)

Capítulo 7.

¿Qué demonios podría estar
tomándole tanto tiempo?

Enid podría haber tenido que
aceptar a la nueva trabajadora
como asistente, pero estaría
condenada si fuera a ser su niñera
todo el día. Le había dado el
trabajo más fácil de remover las
cenizas estériles y los escombros
volcánicos. Todo lo que tenia que
hacer era palear la tierra. Cualquier
idiota podría hacer eso. No estaba
dispuesta a confiar en ella con
la posibilidad de acercarse a los
artefactos reales y dañarlos porque
no sabía lo que estaba haciendo.

Y ahora se había ido. De nuevo.

Arrojó su pala en el cubo, se puso
de pie y arqueó la espalda para
estirar sus músculos doloridos.
Sentarse en la misma posición
durante horas y horas era un
trabajo duro, sin mencionar que el
polvo y la ceniza que inhalaba todos los días probablemente no le hacían ningún bien a sus pulmones.

Necesitaba un descanso y
necesitaba averiguar a dónde había
ido su supuesta asistente. Cuando
la encontrara, Mercoledì Adami iba a ser despedida, ella se aseguraría de eso.

Enid se dirigió hacia el área de excavación principal, pero no
había ido muy lejos antes de que su
trabajadora perdida hace mucho
tiempo llamara su atención. La
carretilla de Mercoledì estaba vacía, por lo que obviamente acababa de tirar su última carga de tierra en los camiones. Debería haber regresado al sitio de excavación para retirar otra carga, pero no lo estaba. En cambio, caminó empujando su carretilla vacía, pasando justo por delante de la curva que debería tomar para regresar al sitio.

¿A dónde diablos iba?

La curiosidad enfrió temporalmente su ira, Enid decidió seguirla. Manteniéndose cerca de los edificios, la siguió. Mercoledì dobló por una pequeña calle lateral en dirección a la pared este. ¿Por qué iba ahí?

A medida que Mercoledì se alejaba, las piedras dieron paso gradualmente a la tierra y la hierba que se elevaba en una pendiente, evidencia de dónde aún no se habían expandido las excavaciones. De vez en cuando, miraba detrás de sí misma. ¿Sabía que la estaba siguiendo?

Enid corrió tras ella, pero cuando corrió las tres cuadras hasta el final de la calle, Mercoledì no estaba a la vista. Su carretilla estaba abandonada en la base del muro
interior de piedra que rodeaba las
ruinas de la ciudad. Mirando hacia
arriba, la vio sentada junto a una
de las torres de vigilancia en ruinas
construidas en la pared, mirando a
lo lejos.

¿Qué estaba mirando?

Decidida a averiguarlo, Enid
caminó hasta la base del muro y
comenzó a escalar los escalones de
piedra irregulares que subían por el
costado de la torre.

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El sol de la tarde caía sobre sus
hombros. Wednesday se bajó el sombrero para ensombrecer sus ojos y se apoyó contra la piedra áspera de la torre.

Italia era jodidamente calurosa, y
era solo el comienzo del verano.

Verse reducida a hacer trabajo
manual duro no ayudaba. Las cosas
podrían haber sido más fáciles si
ella fuera una convicta haciendo
trabajos forzados. Ciertamente se
sentía como una.

Durante todo el día, echaba
carga tras carga de tierra en una
carretilla. Luego la empujaba por
la calle empedrada llena de surcos
hasta los camiones que esperaban
para llevarse las cenizas y rocas
volcánicas inútiles. Hacía eso día
tras día, mientras Enid Sinclair se
sentaba sobre su culo cubierto por sus pantalones a la sombra
de un toldo de lona, rascando la
suciedad con un pico no más grande que el que usaba su dentista para limpiarle los dientes.