Capítulo 35: "Cuarto Holográfico"

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En la sala de su hogar, donde la cotidianidad solía reinar, Emily e Ian se encontraron con una interrupción inesperada cuando sus padres se acercaron con una seriedad inusual.

—Bueno, chicos —inició su padre, intercambiando una mirada significativa con Charlotte—. Hay algo que necesitamos mostrarles.

De mala gana, los hermanos se levantaron y siguieron a sus padres hasta el despacho. Allí, frente a una pared que parecía idéntica a las demás salvo por su tono ligeramente más oscuro, se detuvieron. Los padres observaban atentamente a los hijos, quienes miraban la pared con evidente confusión.

Emily extendió la mano y palpó la superficie, notando su textura suave y distinta. Llamó suavemente, como quien busca descubrir un secreto escondido detrás de una puerta cerrada, y el sonido hueco confirmó sus sospechas.

—¿Qué hay detrás? —preguntó, pegando el oído a la pared simulada.

Charlotte, con una voz teñida de solemnidad, respondió:

—Ahora que ya conocen nuestra verdadera naturaleza, es justo que vean esto.

Con curiosidad creciente, Emily e Ian observaron cómo su padre manipulaba un discreto panel. Con un suave zumbido, la pared se deslizó revelando una escalera que descendía hacia la oscuridad. Las luces se encendieron una a una iluminando cada escalón a medida que Emily daba un paso hacia adelante, absorbiendo la escena que se desplegaba ante sus ojos.

Al final de la escalera, se encontraron con un vasto salón que podría rivalizar con cualquier instalación de entrenamiento de élite. El espacio estaba meticulosamente organizado con equipos de gimnasio de última generación, un ring de pelea, y una impresionante colección de armas de entrenamiento y maniquís de tiro. El logo de Waterhouse M. Enterprise adornaba cada esquina, imponiendo una presencia corporativa incluso en este recinto secreto.

Ian murmuró, impresionado por la magnitud del lugar, mientras Emily se aventuraba más allá, observando cada detalle con ojos inquisitivos.

—¿Y eso? —preguntó, señalando hacia un cuarto de paredes de cristal que parecía emitir su propia luz mística.

Henry siguió su mirada antes de responder con un tono de orgullo:

—Eso, Emily, es el Cuarto Holográfico. Pensamos que es tiempo de que entrenen allí. Será necesario para todo lo que está por venir.

El espacio era intimidantemente grande, pensado para algo más que simples entrenamientos de dos personas. Era un santuario de preparación para enfrentar desafíos que Emily apenas comenzaba a comprender.

—Es más que suficiente para nuestros propósitos —añadió Charlotte, guiando a sus hijos hacia el cuarto holográfico, donde la realidad se mezclaba con lo fantástico, preparándolos para lo inimaginable.

Los padres de Emily no respondieron de inmediato; en su lugar, asintieron con la cabeza y le indicaron que los siguiera al Cuarto Holográfico. Al aproximarse Henry, una pantalla holográfica emergió de la nada. Con solo presionar algunos botones, un panel de cristal se deslizó silenciosamente, abriéndose ante ellos.

—Este cuarto está diseñado para el entrenamiento —explicó Charlotte mientras entraba al espacio, claramente disfrutando la oportunidad de impresionar a sus hijos—. Aquí puedes enfrentarte a adversarios casi reales, sentir el vértigo del peligro.

Gesticuló hacia Henry mientras hablaba, y los paneles se cerraron con un zumbido suave. Desde una mesa lateral, la madre de Emily tomó varias cuchillas, guardando algunas en sus bolsillos y sosteniendo un par en cada mano. El ambiente dentro del cuarto se volvió tenue y, de repente, figuras holográficas armadas emergieron de dispositivos incrustados en las paredes y el suelo, avanzando hacia ella.

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