Capítulo 5: "Contradictorias"

2 1 0
                                    


Emily abrió los ojos abruptamente, envuelta en sábanas empapadas de sudor. Su respiración era agitada mientras intentaba calmarse, reconociendo poco a poco su dormitorio. Observó a sus amigas ya levantadas, preparándose para el día.

—¿Una pesadilla? —preguntó Scarlett al notar su agitación.

Emily se incorporó, pasando la mano por su frente mientras repasaba el sueño en su mente. Hacía tiempo que no tenía una pesadilla tan vívida.

—Soñé que salía del instituto por una de las salidas secretas y...

—¿Quién te dijo dónde estaba esa salida? —interrumpió Coraline, levantándose para mirarla con preocupación maternal.

—Fue Paul, pero eso no importa ahora.

—Sí importa —Coraline dejó su cepillo de cabello a un lado, su tono serio y preocupado—. No deberías usar esas salidas, no después de...

Hesitó un momento, claramente afectada por un recuerdo doloroso relacionado con su prima Valery.

—No después de lo que le pasó anoche a Taissa Luna —completó Coraline, su voz apenas un susurro.

—Acaba de salir en las noticias —añadió Scarlett, entregándole la tableta con el artículo visible en la pantalla.

—¿Quién es Taissa Luna? ¿Y qué le pasó? —Emily tomó la tableta, confundida.

—Ha desaparecido —dijo Scarlett, evitando su mirada mientras Coraline observaba con expresión sombría.

El artículo en la tableta informaba que esa mañana, Taissa Luna había sido reportada como desaparecida. No era la única en Pretty Waterhouse. Cerca del bosque, a pocos kilómetros de la escuela, encontraron un pedazo de tela verde. Pero lo que seguía era aún más perturbador: también habían hallado a tres hombres muertos y mutilados en ese mismo bosque.

—Otra desaparición —murmuró Emily, sintiendo un escalofrío recorrer su espina dorsal.

Al salir del edificio más tarde, no pudo ignorar los carteles de búsqueda de Taissa Luna pegados por toda la escuela. Aunque nunca había conocido a Taissa, la imagen de la joven en las fotos y la confusión que reinaba eran abrumadoras. Todo aquello solo añadía más preguntas a una situación ya de por sí misteriosa y alarmante.

Principio del formulario

Mientras esperaba que los demás estudiantes llegaran al aula, Eidan se sumergía en la lectura de un libro. La lectura siempre había sido su refugio, una forma de distraerse de sus más oscuros impulsos vampíricos, como la urgencia de desgarrar gargantas para saciar su sed de sangre. El profesor Yang, siempre puntual, ya estaba en el aula, escribiendo en la pizarra con meticulosa atención.

A medida que los estudiantes comenzaban a entrar, Eidan escaneaba la sala en busca de un destello de cabello cenizo y ojos azules. No ver esos rasgos le indicaba que ella podría no estar en la misma clase, lo cual encendió una chispa de decepción en su pecho. Decidió levantarse y dirigirse al baño para aclarar sus pensamientos y calmar la agitación que le causaba estar rodeado de tantas vidas, tantos latidos y el fluir constante de sangre que apenas podía ignorar.

Después de unos minutos en soledad, regresó al aula justo cuando sonaba la campana para iniciar la clase. Al entrar, su mirada inmediatamente encontró lo que su corazón inconscientemente buscaba. Ella estaba allí. El ambiente en el aula pareció cambiar instantáneamente; el aire se impregnó del dulce aroma de su sangre y de su fragancia avainillada que Eidan reconoció al instante.

Ella estaba sentada junto a su lugar habitual, inclinada sobre sus cosas, observando el libro que Eidan había dejado sobre el escritorio. Con un movimiento sigiloso y calculado, pasó a su lado y se sentó en su asiento asignado.

Cenizas del AyerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora