Capítulo 3: "Primer Día, Primera impresión"

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Coraline casi saltaba de emoción.

—¡No puedo creerlo! Son los chicos más guapos que he visto en mi vida."

Scarlett rodó los ojos y se cruzó de brazos, claramente no impresionada.

—Pero, ¿quién eran esos? Jamás los había visto antes —Siguió la pelirroja.

—Por favor, Coraline, no te rebajes —replicó con un tono de disgusto—. Hay chicos mucho mejores.

—¿Ah, sí? —Coraline la desafió con una mirada retadora—. Nómbrame uno. Ahora.

Emily no pudo evitar reírse ante el intercambio.

Mientras los segundos pasaban, Scarlett, incapaz de recordar algún ejemplo, cambió de táctica:

—Bueno, el hecho de que no recuerde no significa que no existan. Además, no me paso el día evaluando si los chicos son guapos o no, no tengo tiempo para eso.

—¡Oh, por Dios! Ahí vienen de regreso... —gritó Coraline con picardía.

—¡¿Dónde?! —Scarlett se enderezó de golpe, arreglándose el cabello rápidamente.

Coraline y Emily se rieron al unísono ante la reacción de Scarlett.

—Sigan así y no volverán a ver la luz del sol —amenazó Scarlett con humor.

De repente, un claro de garganta demasiado cercano interrumpió el momento. Emily giró sorprendida y pegó un salto al ver a Alex junto a ella.

—¡Dios, Alex, me asustaste!

—¿Tan feo estoy? —bromeó él.

La respuesta de Emily fue una sonrisa radiante. Se lanzó a sus brazos, rodeándolo por el cuello.

—Escuché que la chica más hermosa del mundo acaba de llegar al instituto —dijo él, antes de darle un beso en la mejilla.

—Ah, gracias —respondió una voz femenina desconocida detrás de ellos. Todos se giraron sorprendidos. La chica detrás de Alex tenía los ojos marrones intensos, el cabello rubio perfectamente peinado y labios pintados de un rojo vibrante. Era indudablemente hermosa y lo sabía. Sin demora, le plantó un beso en los labios a Alex—. Hola, guapo —le sonrió, sin dejar de mirarlo.

Emily sintió una oleada de celos. La rubia luego desvió la mirada hacia la chica de ojos azules y le dibujó una sonrisa diferente.

—Tú debes de ser la nueva. Me llamo Elena.

—Emily —contestó ella cortésmente.

—Sé cómo te llamas, Emily. Sé mucho de ti, eres la hija de los multimillonarios Waterhouse, la chica que nunca ha estudiado en un instituto —dijo Elena con un tono burlón.

Emily alzó una ceja, no impresionada.

—Bienvenida al instituto, Emily Waterhouse.

—Qué bien que sepas todo sobre mí, porque yo, lo único que sé de ti, es que acabas de interrumpirnos —respondió Emily con firmeza.

Las amigas de Emily no pudieron contener la risa. Elena cambió su sonrisa arrogante por un ceño fruncido, luego respiró hondo y recuperó su sonrisa.

—Eso no es problema. Yo puedo contarte todo sobre mí. De hecho, vine a invitarte a unirte a mi grupo para que no te mueras socialmente con estas personas. No me refiero a ti, muñeco —añadió, dedicándole una sonrisa coqueta a Alex.

—Gracias, Elena, pero tendré que rechazar tu invitación. Estoy muy bien con mis amigos —Emily declinó cortésmente, reafirmando su lealtad a su círculo.

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