El día finalmente llegó. Finalmente es el momento que estuvo esperando desde su matrícula. Estaba sentado mientras peinaban su cabello y lo preparaban para presentarse, podía oír a lo lejos las voces de su público.
La tensión tras bambalinas era demasiada, sofocaba su garganta y podía sentir como todos estaban a la defensiva. Con los días que pasaron ayudando en decoración, Natasha y él se hicieron más cercanos y supieron el nombre de los mellizos quienes sí demostraron su disgusto. Fue evidente en un momento que durante su última práctica se cayó al tener un calambre, claro, su mente estaba llena de muchas cosas así que olvidó calentar apropiadamente, ante este pequeño incidente fue el centro de burla por unas horas y los primeros en reírse fueron ellos.
Debía agradecer ya que sus burlas llamó la atención del señor Schulz quién los regañó. Pavel y Grisel Schmidt. Podría decir que mientras hablaba con Natasha podía sentir sus miradas en su nuca, aún no podía entender cómo es que lo odiaban, básicamente no ha intercambiado ni una sola palabra con ellos para haber sido grosero o algo por el estilo.
—Hey, estás distraído, ya casi empieza la fusión.— Natasha tomó su rostro con ambas manos y le dio suaves palmadas para despabilarlo.
—Perdón... Es que la mirada de ya sabes quienes me están molestando, ¿cuál es su problema?.
—No tengo ni la menor idea pero debes concentrarte en tus bailes, sabes que no pueden salir mal.
Vincens suspiró y asintió ante esas palabras, era la completa razón. Iba a agradecerle pero el llamado a todos para estar listos así que tuvo que despedirse rápidamente. La chica por su parte fue corriendo a su asiento del frente porque quería verlos bailar aunque no le gustara mucho el ballet.
Las luces empezaron a ser más tenues, las voces bajaron quedando un completo silencio hasta que la música clásica inició contando la historia de un cisne atrapando la atención de todos los presentes.
Por otra parte, Devin empezó a correr por los pasillos con toda la velocidad que sus largas piernas daban para llegar al laboratorio. Una vez llegó azotó la puerta de par en par y con buena voz gritó llamando la atención de todos.
—¡Gunther! ¡Tenemos que escondernos!.
El alfa pelinegro de lentes que estaba entretenido con un código complicado solo levantó la mirada totalmente confuso ante el llamado de su mejor amigo.
—¿Por qué? De hecho debiste de estar aquí desde hace una hora para continuar el proyecto que debemos entregar luego del festival de hoy.
—Si, shush, cállate la boca un momento, el profesor Herrmann nos está buscando y no es bueno.
—¿Por qué no lo sería?.
—¡Se enteró del virus que le puse a una de las computadoras!.
—¿Eso qué tiene que ver conmigo? Te dije que no lo hicieras.
—Le dije que me ayudaste.
La sonrisa nerviosa de su amigo despertó un fuerte enojo en Gunther quién rápidamente se levantó a perseguirlo. Eran hombres de ya 22 años pero igualmente estaban corriendo por los pasillos de su universidad como si nada hasta que se metieron en el escenario de la academia. Inmediatamente hicieron silencio pero las fuertes manos de Gunther tomaron el cuello de Devin para calmar su enojo
—¿Por qué carajos le dijiste que te ayudé con esa estupidez?
—Hermano, me puse nervioso y creí que si mencionaba tu nombre no se iba a enojar porque eres su favorito pero... No resultó.
Gunther trató de aguantar el enojo y lo soltó ya que vio a varios bailarines de ballet bailar en el escenario. Quitó sus lentes y frotó el puente de su nariz al saber que ahora iban a bajar sus notas por las tonterías de su amigo, quién lo mandaba a tener un amigo así pero debía admitir que se divirtió mirando como intentaba distintos virus en la computadora de la universidad.
Soltó un suspiro y abrió las puertas para irse pero vio de lejos a su profesor por lo que cerró rápidamente y jaló la camisa de su amigo para sentarse en unos asientos vacíos.
—Qué cara-
—Sh, Herrmann está afuera, finge prestar atención.
Devin entendió inmediatamente así que miró a las chicas bailar pero rápidamente estaba cabeceando de sueño, definitivamente esto no era de su interés. Por el contrario, Gunther se sintió ligeramente atrapado por la historia.
Devin desvío la mirada mirando hacía la puerta cuando su profesor entró buscando con la mirada, ante esto se encogió en su asiento para no ser notado y por suerte funcionó. Cuando lo vio irse se levantó ligeramente.
—Gunther, ya nos podemos ir... ¿Gunther? Hermano.
Sacudió al alfa a su lado varias veces pero estaba absorto en la presentación de ballet y por más que le hablara no reaccionaba.
El pelinegro por su parte sintió como todo el lugar quedó en silencio, sentía que solo estaba el presente y solo veía a un solo bailarín, ese cisne blanco con cabello del mismo color. La música la sentía tan lejana, su corazón acelerado hacía demasiado ruido en sus oídos, su mandíbula se relajó dejándolo con la boca abierta, sus ojos brillaban y no perdían cada movimiento que el ajeno hiciera. Era tan hermoso y delicado, las luces hacían ver como si su piel fuese de la porcelana más fina donde en cada aterrizaje se podría romper.
Se había enamorado de esa delicadeza y suavidad donde solo imaginaba tomar su mano y ayudarlo a bailar sintiendo como si estuviese tocando la mejor seda hecha para la misma realeza. Esos labios rojizos y brillantes que parecían un par de cerezas jugosas que pedían a gritos ser mordidos, esas pestañas largas que hacía todo un reto ver esos ojos verde esmeralda que contrastaba perfectamente esa palidez pero al verlos finalmente se podía notar la seriedad y determinación junto a la concentración en cada paso.
—¡Tierra a Gunther!
Recibió una cachetada que lo volvió al mundo de los mortales. Miró a su amigo pero al fijar su mirada nuevamente en el escenario ya no estaba ese dios tan magnífico que atrajo su atención con algo tan simple como su existencia.
—¿Qué mierda te pasa hermano? No sabía que te gustaba tanto el ballet, es un gusto extraño, vámonos.
—¿Q-Qué? ¿Dónde fue ese chico?
La expresión de Devin era de completa confusión, parpadeó varias veces y jaló el brazo de Gunther quien se rehusaba a irse de ahí con la esperanza de volver a verlo aunque sea como un bailarín de fondo pero no fue así, no cuando trató de quedarse dentro hasta que solo vio la puerta cerrándose frente a sus ojos dándole fin a esa fantasía tan espectacular.
Aunque volvió a estar en el laboratorio su mente estaba ida reproduciendo nuevamente ese precioso recuerdo de ese chico mientras de lejos escuchaba los regaños del profesor del que tanto habían estado evitando pero si pensaba en retrospectiva, el hecho que Devin lo haya incluido en su cagada había sido lo mejor de su vida, pudo ver a ese chico que parecía fuera de este mundo.
Una hora después la pantalla de su computadora estaba vacía con una línea parpadeante donde esperaba algún código pero no había nada, solo un alfa mirándola fijamente.
—Gunther... Desde que salimos de ahí has estado muy extraño, ya casi habrán pasado dos horas...
—¿Lo viste?
—¿Ver qué? Lo aburrido que es el ballet, si es eso si lo vi, no se que viste para que estés tan disperso, no es propio de ti.
—A ese ángel, el ángel que bailaba tomado de las manos de otras tres bailarinas, ese ángel...
—Mmm... No, creo que cerré los ojos en esa escena, aunque si hablamos de la apariencia de los que bailaron me gustó más la chica pelirroja, estaba bien sexy...
Gunther dejó de escuchar inmediatamente cuando le confirmó que no lo había visto. Sus orejas ardían y solo podía pensar en que podría hacer para saber más de ese chico, no tenía contactos dentro de la academia para pedir información, no tenía la valentía para ir y hablarle, admitía ser un completo cobarde ante alguien tan perfecto.
Y así terminó ese día lleno de amor y tensión donde unos corazones sentían paz mientras que otros empezaban a latir con total descontrol.
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Il Sistema di Allégro
RomanceLa elegancia, delicadeza y belleza pueden atraer a cualquiera incluso al mas escéptico. Una vez eres atraído por ella es imposible alejarte de ella. Se sabe que el ballet no es gusto de todos pero los pasos de ese omega albino puede cautivar a cual...