Capitulo 9

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Sentía cómo una mano pasaba por mi cabello. Podía sentir el calor corporal de Ace aunque el frío nos abrazara. Nuestros cuerpos unidos nos abrigaban. Amaba estar cerca de él; tranquilamente podría quedarme así todo el día. Podía oír su respiración calmada. Simplemente era maravilloso.

-Buenos días, cariño -dijo una voz por encima de mí.

-Buenos días, amor -dije mientras abría los ojos para verlo. Era tan hermoso por la mañana: su pelo alborotado, sus ojos levemente hinchados, sus pecas relucientes. No podía evitar sonrojarme ante tal hombre.

-¿Qué sucede? -preguntó entre risas al ver mi intensa mirada sobre él.

-Te ves muy lindo por la mañana -dije para levantarme hacia sus labios, dejando un roce de labios.

-Tú eres la mujer más hermosa del mundo -dijo con una sonrisa-. No puedo olvidar todo lo que pasó anoche.

De pronto llegaron flashbacks de cada momento de ayer. Sus palabras, sus confesiones, sus actos, sus besos. Cada momento simplemente me llenaba de alegría al saber que después de años por fin estoy con él, con el único chico que he amado.

-Espero que nunca lo olvides -dije.

-Te amo, princesa -mencionó, dejando un tierno beso en mi frente.

-Te amo, Ace -dije mientras me aferraba a él.

-Será mejor que vayamos a comer antes de que se acabe la comida -dijo entre risas-. Ya vuelvo, iré por los abrigos. Al parecer ya llegamos a la isla.

-Está bien, yo me cambiaré hasta que vuelvas -mencioné al verlo levantarse y dejarme expuesta al frío-. No te demores, por favor, me estoy congelando.

-Tranquila, voy y vengo rápido -habló mientras cerraba la puerta y salía corriendo.

Hasta que volviera, decidí salir de la cama. Temblaba de frío mientras me dirigía hacia el armario para poder buscar algo más abrigado. Encontré unas medias negras de nailon un poco gruesas; eso me pondría con una falda café hasta los muslos y un suéter negro de tela un poco gruesa.

De pronto, escuché la puerta abrirse, viendo a Ace con su abrigo negro puesto que le llegaba hasta las pantorrillas, donde se veían unas llamas pintadas, y en su mano traía uno muy parecido.

-Mira, tengo este abrigo. Es con lana de oveja por dentro, así que te abrigará -decía mientras cerraba la puerta.

-Gracias, amor, me servirá -dije acercándome a él para poder tomar el abrigo-. Se ve muy abrigado.

-Sí, preciosa. Por cierto, ¿no has visto mi sombrero? -preguntó con la mirada recorriendo la habitación.

-Ayer no viniste con él -dije mientras cerraba los botones del abrigo. Me llegaba hasta los tobillos y las mangas tapaban por completo mis manos; tuve que remangarlas para poder tener mis manos libres-. ¿Qué te parece si vamos a tu habitación a buscarlo?

-Tienes razón, debe estar ahí -mencionó tomándome de la mano para salir de la habitación, pero al abrir la puerta no esperábamos encontrar a un rubio con forma de piña en su cabeza.

-Hola hermano y...- dijo un poco adormecido, pero pude notar que su expresión cambió al verme a su lado y más cuando vio nuestras manos juntas-. ¡T/N! Espera un momento, pasaste la noche aquí, y tienes su abrigo, sus manos. ¡Por fin aceptaron su amor! -decía entre saltitos de emoción.

-Tranquilo, hermano. Todo lo que dijiste es verdad; ayer decidí por fin decir toda la verdad -dijo Ace mientras me veía a mí-. Después de mucho, estoy con la persona que amo.

-Dime, T/N, ¿te dijo que sueña contigo en las noches y balbucea cada noche que te ama? -dijo entre risas.

-Espera, ¿qué? Eso nunca me dijo -mencioné entre risas al ver cómo Ace se sonrojaba-. Me dijo lo necesario.

Siempre te encontrare (Ace X T/N)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora