Habíamos partido del archipiélago Sabaody después de despedirnos de Rayleigh. Ahora, estaba en la cubierta del barco, observando cómo descendíamos hacia la Isla Gyojin.— ¿Es la primera vez que vas a la isla, verdad? — preguntó Marco con una sonrisa mientras el barco se sumergía cada vez más.
— Sí, desde niña me preguntaba cómo sería ver una sirena — respondí con una gran sonrisa.
— Sirenas... todos quieren verlas — comentó Marco, pero poco a poco el ambiente se oscureció, haciendo que su figura se desvaneciera de mi vista.
— Marco, ¿es normal que pase esto? — pregunté, refiriéndome al ambiente oscuro y tenebroso.
— Sí, la Isla Gyojin está a 20 mil metros bajo el nivel del mar — respondió con tranquilidad.
— ¡¿Qué?! — exclamé asombrada. Si aquí la luz ya era escasa, ¿cómo sería allá abajo?
— Tranquila, hay un árbol que lleva la luz del sol hasta la isla. Es el único lugar en el fondo del mar con luz natural — explicó entre risas al ver mi cara de preocupación. — Voy a revisar a Padre, no tardo.
Lo vi alejarse, entrando en la habitación de Shirohige acompañado de unas cuantas enfermeras, entre ellas Kusami.
Decidí seguir admirando la fauna marina que lograba divisar a través de la burbuja. Desde que uno come una Fruta del Diablo, solo puede ver paisajes como este cuando se está ahogando.
— Princesa — me llamó Ace desde lejos con una radiante sonrisa, sus ojos achinados —, ¿lista para la Isla Gyojin? Conocerás a Jinbe, es uno de los mejores Shichibukai.
— ¿Un Shichibukai? — pregunté, confundida.
— Sí. Admira a Padre por la protección que brinda a la Isla Gyojin al considerarla parte de su territorio — respondió sin perder su radiante sonrisa.
— Sabes, te ves muy lindo cuando sonríes — ignoré lo que había dicho porque no podía dejar pasar su bella sonrisa y el sonrojo que apareció en su rostro por mi comentario.
— Te estoy hablando en serio — dijo, apartando la mirada para ocultar su sonrojo.
Aproveché la ocasión, poniéndome de puntillas y dejando un pequeño beso en su mejilla.
— Te quiero, Ace — susurré antes de alejarme, pero él me tomó de la cintura, levantándome un poco del suelo para darme un suave roce de labios.
— Yo también te quiero, preciosa — dijo, dejándome suavemente en el suelo sin soltarme —. Gracias por amarme.
Esas palabras resonaron en mi mente: "Gracias por amarme". Mi rostro se sonrojó y mis manos empezaron a sudar. Nunca me había sentido tan feliz de ser amada por alguien como él. Amaba a mi pecoso.
— ¡Oigan, tórtolos! Dejen de cursilerías y vengan a ver esto — gritó una voz desde la proa. Era inconfundible... Izou.
— ¡Ya vamos! — respondió Ace a gritos —, siempre arruinando todo.
— Tienes razón, Izou siempre es inoportuno — dije entre risas —. Será mejor que vayamos.
— En efecto, preciosa — Me di la vuelta para empezar a caminar hacia la proa, pero Ace me levantó en sus brazos, con una gran sonrisa en su rostro.
Al llegar a la proa del barco, observé cómo muchos de nuestros nakamas estaban allí, algunos sentados en la madera, otros apoyados en los laterales del barco. Pero mi atención se centró en un hombre sentado sobre la ballena de madera, o más bien, un Gyojin que se veía muy emocionado. Sin embargo, sentí una mirada desafiante sobre nosotros, y era nada más ni nada menos que Mateo. Resté importancia a su actitud, y Ace me acercó a Izou.
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Siempre te encontrare (Ace X T/N)
AçãoAlguna vez me amaste de verdad- mencionó el pecoso con lagrimas en los ojos Más de lo que te imaginas Ace - dije mientras me alejaba con el corazón en mis manos solo podía sentir como se iba el amor de mi vida Todos los personajes mencionados en l...