Noah parece estar mejor una semana después de la marca. Su cuerpo continúa inestable esta mañana, por lo que terminó teniendo una pequeña crisis nerviosa gracias al enlace. Es normal, pero me aflige verlo tan desorientado.
Los días que pasamos juntos nos ayudaron a consolidar nuestra marca, reconocernos como destinados y exponer nuestras emociones y sentimientos. Ahora es tiempo de aprender a controlar los efectos secundarios.
—¿Tienes hambre?
Mi pequeño prometido levanta la mirada, lo dejé llorar un poco hasta que se encaminó hacia su pecera y se sentó en el suelo. Ahora el cuarto, con tenue aroma a feromonas, me indica que este sitio es uno preciado y seguro para mi omega, quien no puede lidiar con las emociones y un alfa dominante.
Estoy seguro de que tomé los supresores de feromonas esta mañana después de verlo entrar en crisis y me preocupa que mis feromonas se vuelvan un problema para él.
No debería haber un rechazo, pero lo hay.
Niega.
—No comiste casi nada hace rato, encarga algo para comer, ¿Sí?
—¿Qu-q-ué… Ha…ces?
—¿Yo? Sólo te observo desde la puerta, ¿No puedo?
El pequeño omega se lleva una mano hacia su nuca, gime tan bajito que mis tripas se revuelven y después se levanta, dispuesto a venir hacia mí. Al llegar extiende su mano y agacho mi cuerpo, le dejo acariciar mi rostro, remarcar las pequeñas líneas de expresión de mi piel y rozar mis labios. Desliza su mano hacia mi cuello, justo donde la glándula de feromonas se mantiene sellada con un parche. Detengo su mano antes de que pueda quitarla y la mantengo ahí, calentando la zona más vulnerable de mi cuerpo.
—¿Qué pasa? —Lo miro. Noah está a punto de llorar.
—¿E-e-es mi… C-cu-u-lpa?
—¿De qué podrías ser culpable? Es sólo una medida para que tu cuerpo se estabilice.
—P-pero… —Hace una pausa, Noah se desespera al no poder conjugar bien las palabras y eso provoca un llanto. Me aflige verlo así—. Y-y-yo.. —Otra pausa.
—Despacio, hablemos despacio. No tenemos prisa —Entro hacia su lugar seguro porque me lo permite, ambos vamos hacia esos cojines que mantiene juntos acompañados de frazadas, peluches y cobertores. Me siento en el cojín con forma de aguacate y jalo una cobija de gatos coloridos. Los gustos de Noah son muy singulares—. ¿Ya estás calientito?
Mi omega asiente, dejándose mimar.
—Me hago una idea de lo que pasa por tu cabecita, pero no es lo que piensas. No es tu culpa. Noah, no sé si seas consciente de lo que significa nuestra Marca —Mi omega niega—. Significa que la hice porque quise hacerla, no fue algo que tú pediste y mucho menos aceptaste. Es normal que te sientas desorientado y que mis feromonas te asfixien porque… Porque soy dominante. Estuviste expuesto a feromonas de otro dominante tras estar acostumbrado a las mías y tu cuerpo reaccionó de una forma violenta que puso en peligro tu vida. Por eso intento comenzar de nuevo, lentito —Mis manos se deslizan debajo de su playera, su cuerpo se estremece—. Suave… Hagamos las cosas lentas y suaves para que, en cuanto menos sepas, ninguno de los dos deba preocuparse por ir rápido. Tus pulmones son frágiles y me preocupa que tengas más secuelas, ¿Alguna vez te dijeron algo al respecto?
Noah asiente, me sorprende que sepa sobre su condición.
—¿Por qué no me lo dijiste?
—Eso… —Se toma su tiempo, pero su cuerpo está temblando—. Mi he-er-e-rmana…
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Feromonas
Teen FictionFeromonas, un arma de doble filo. Silenciosas, penetrantes y letales. Yo no era consciente de ellas hasta esa noche, cuando su sonrisa se extendió hacia mí, como un camino de flores coloridas y brillantes, tan expresiva que no necesité palabras para...