La puerta se cierra. El sonido provoca que mi corazón se sumerja en confusión por la manera en la que Damián actuó conmigo.
Quizá… ¿Al fin decidió estar con un omega de verdad?
—Oh, Noah, ¿el jefe se fue a trabajar de nuevo? —me asusta Román, es un alfa que trabaja para Damián. Su brillante sonrisa apacigua un poco el revoltijo de emociones que tengo y después de asentir, él se acerca y señala la puerta una vez más—. El jefe me dijo que te comentara… Hum —duda un poco—. Bueno, las inscripciones a la universidad están abiertas y me ordenó llevarte en caso de querer estudiar.
—¿E-e-es-estud-...? —me ahogo con los nervios, Román se acerca un poco más y me da un dulce—. Ah… Gr-a-cias.
—No es tan malo —me asegura con una sonrisa de comercial—. Además, siempre es bueno tener estudios, ¿qué te parece si vamos a mirar las carreras y sus planes de estudios? ¿Hay algo que te guste en particular?
—Peces. Me gustan los peces.
Román chasquea los dedos.
—¿Por qué no estudias biología marina? Si eres biólogo marino podrás estar con peces y más animalitos de agua.
Mis mejillas se encienden con la idea de poder trabajar con animalitos de agua, como Román les llama y asiento, enérgico y emocionado. Subo corriendo para cambiar mi pijama y paso a segundo plano la actitud de Damián. Al bajar Román ya me espera en el auto. Me abre la puerta y nos dirigimos hacia la universidad, estoy tan nervioso que mi cerebro olvida las palabras, ¿en la universidad debo hablar con las personas? ¿Estaré rodeado de personas con las que tendré que relacionarme? Sé la respuesta, pero no puedo frenar la marea de preguntas tontas que me ahogan. Yo…
—¿Damián quiere… un esposo como Lance? —mi pregunta sale sin trabas, directa y dispuesta a apuñalar el semblante relajado de Román, quien se detiene en un semáforo y me voltea a ver—. Yo… Yo no… t-tengo na…da —me hago pequeño—. Lo siento…
Román no responde, sonríe y se concentra en el camino.
Durante el trayecto no despego la mirada de la calle, las emociones van y vienen, pensar en que sólo tuve suerte me revuelve el estómago y me provoca un dolorcito en el corazón. Yo mejor que nadie lo sabe, ¿por qué olvidé que soy un omega defectuoso? Olvidé incluso que el alfa que me marcó es Dominante y mientras yo no sea útil continuará sufriendo.
Si Damián me abandona por otro omega no le culparía… Aunque me sentiría triste.
—Llegamos.
La universidad es enorme, tal y como me lo platicó una vez Lance. Por mi cabeza los recuerdos de esa noche se repiten. Un hermano mayor regresando de una fiesta borracho, embriagado de feromonas que me bañaron de una forma tan cálida que su abrazo resultó una curita a las heridas que sus continuas palabras hacían sangrar.
Cuando mi hermano mayor estaba ebrio era un omega dulce y amoroso.
Me encamino hacia la entrada cuando veo que un auto familiar se para a nuestro lado. Damián baja de él y se dirige hacia mí, un beso en mis labios le deja claro a todos los estudiantes que tengo un alfa y no deben coquetear conmigo. También escucho que algunos lo reconocen y susurran sin éxito que se trata del mismísimo Damián Carrington.
—Me alegra que te haya interesado la idea de completar tus estudios, ¿tienes alguna carrera en mente?
—La carrera de animalitos de agua —responde Román, como si la pregunta hubiera sido para él.
—Biología marina —aclaro.
Ambos alfas me alientan a caminar al frente. No sé si es porque no estoy acostumbrado a estar en lugares abiertos y con mucha gente, mucho menos me gusta que sus ojos se fijen en mí y me sigan preguntándose quién soy y por qué luzco como un niño rico salido de un pozo. Soy pequeño y un lugar tan grande me hace sentir insignificante.

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Feromonas
Teen FictionFeromonas, un arma de doble filo. Silenciosas, penetrantes y letales. Yo no era consciente de ellas hasta esa noche, cuando su sonrisa se extendió hacia mí, como un camino de flores coloridas y brillantes, tan expresiva que no necesité palabras para...