Capitulo 10: El duelo entre la Lanza y el Escudo

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—¿Eh? —Yūji frunció el ceño bastante confundido—, ¿De qué rayos hablas ahora?

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—¿Eh? —Yūji frunció el ceño bastante confundido—, ¿De qué rayos hablas ahora?

—¡Lo he escuchado todo! —hirviendo en ira, Motoyasu lo señalaria—. ¡Esa chica que está contigo, Raphtalia! ¡Es una esclava! ¡Y no solo eso, tal vez hayas hecho que Miwa este contigo por la fuerza!

—¿Huh?

Raphtalia y Kasumi arquearon una ceja confundidas ante las acusaciones del rubio.

Yūji entendía hacia donde iba, y simplemente dejó escapar un bufido un poco fastidiado.

—Mira, Motoyasu. Si Raphtalia es mi esclava, es porque no tuve otra opción...

—¡¿Te estas escuchando siquiera?! —Motoyasu lo interrumpiría, indignado—, ¡No puedes esclavizar a la gente! ¡Especialmente nosotros no podemos! Venimos de otro mundo... ¡No podemos permitir ese comportamiento!

—Opino lo mismo que tú, Motoyasu —la mirada del peli-rosa era seria, y su tono de voz también—. La esclavitud me parece horrible, pero como te dije, no tuve otra opción... y Kasumi no fue manipulada por mi.

—Grrr —el rubio arrugo aún más su expresión—. ¡Estas mintiendo! ¡Maldito criminal!

Yūji solo suspiro—Si no me crees, no me importa. Yo ya te dije la verdad...

Motoyasu retrocedería y apuntaría con su lanza a Itadori—¡Luchemos! ¡Si yo gano, liberaras a Raphtalia y a Miwa!

—¿Qué?... ¿Por qué tendría que luchar contigo? Además, ¿Qué gano yo con eso?

—Si tu ganas, podrás hacer lo que quieras. ¡Podrás seguir usando a Raphtalia y a Miwa como lo has hecho hasta ahora!

Varios comentarios y murmullos se podían escuchar en el ambiente.

—¿En serio ha estado usando a esclavos? —pregunto Itsuki incrédulo.

—No pensé que podías caer tan bajo, Yūji—dijo Ren con decepción.

—Esto es muy tonto —fue lo último que dijo Yūji, antes de estar dispuesto a marcharse de allí—. Raphtalia, Kasumi, voy a salir de aquí. Quédense si lo desean.

—¡Eh! ¡Espera, Yūji! —Kasumi lo seguiría, seguida de Raphtalia.

Cuando el peli-rosa estaba bajando unos escalones para poder salir del reino, uno de los guardias con su lanza lo detuvo.

—Ya he escuchado todo —en la cima del segundo piso, el Rey Aultcray haría su aparición—. Es impensable que un héroe tenga a una semi-humana como esclava. Y peor aún... que haya manipulado a su propia compañera para obligarla a luchar con él—cada palabra que recitaba el rey, solo hacia enojar más a Yūji—. Como pensábamos, el héroe del escudo es un criminal.

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