Sastifaccion

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Mientras iba caminando se convencía a si mismo que esa era la única manera de garantizar que Dan fuera completamente suyo, pues sacrificar esa vida tendría de recompensa una gran victoria para él.

Le había costado un poco de tiempo, pero finalmente había podido localizar donde se encontraba aquel chico que se había atrevido a cometer tal osadía. El manto estrellado empezaba a aparecer en el cielo, haciendo que le fuera más fácil escabullirse entre las sombras.

A paso sigiloso lo seguía, manteniendose oculto entre los rincones o camuflajeandose entre la gente. De tanto seguirlo llegó hasta un barrio pobre y solitario, donde asumió que se encontraba su casa.

'Vive en pobreza y así asume salir con Dan' pensó con burla.

Al asegurarse nuevamente que no había nadie en el alrededor, el estruendoso sonido de la pistola resonó por el lugar, dejando notar como la sangre escurría por el cuerpo contrario.

Vió como aquel chico cayó inconciente al suelo, pues se había asegurado de apuntar a una parte donde no lo matará. Se acercó a paso lento, mientras que una mueca rara se dibuja en su rostro. Se sentía asqueado por tal escena, pues repugnaba la sangre, no obstante una gran felicidad lo invadió, pues podría divertirse mucho con aquel chico que había pensado quitarle a su Dan.

Lo levanto del suelo con facilidad, llevándolo hasta un edificio abandonado por la zona. Buscando por tal lugar se encontró una silla, y aprovechando que había comprado unas sogas lo amarró a esta. Mientras esperaba que despertara decidió ir a comprar más cosas para su diversión, pues realmente quería hacerlo sentir tal mal como él lo había hecho al intentar quitarlo a su amado.

'La mejor forma de conseguir arrepentimiento es torturandolo' pensó mientras pagaba los cuchillos de la tienda.

Camino de forma tranquila mientras regresaba al edificio abandonado, sintiendo un sentimiento irreconocible acentuandose dentro de sí. Sabía que podría disfrutar del placer de hacer lo que quisiera, pues al ser una zona tan deshabitada era casi improbable que alguien descubriera lo que estaba apunto de hacer.

Al llegar escucho los gritos desesperados de Yeong, sacándole una sonrisa pues le agradaba saber que sentía la misma desesperación que él sintió horas atrás. Dejo que gritara por varios minutos más, pues sentía la necesidad de escucharlo hacer eso hasta que sus cuerdas vocales se romperán.

— ¡Déjenme ir!— grito con desesperación el chico.

Su sonrisa crecía cada vez más, pues disfrutaba de ese sufrimiento ajeno.

A paso lento se sumergió en el lugar, haciendo el suficiente ruido para inquietar más a su contrario.

— ¿¡Quién está allí!?— gritó desesperado.

Una tenue lámpara alumbraba la habitación, por lo que se puso debajo de esta para que logrará apreciar su rostro.

— ¿¡Quién eres!?— pregunto al instante.— Espera... ¡Tú eres el tipejo que se fue con Dan está tarde!

— ¿Yo soy el tipejo?— pregunto con voz serena.— Yo no soy el que se atrevió a pedirle una cita a Dan sabiendo que ni siquiera me alcanza para un miserable pan.

— ¿¡Que mierda te pasa!? ¡DÉJAME IR!

— Creo que eso no será posible, no si vas detrás de mi Dan.

— ¿Tu Dan?— repitió con burla.— ¡Él no es tuyo!

— Claro que lo es.

— Entonces si es tuyo como dices, ¿por qué acepto salir conmigo?— cuestionó con burla.

El fuerte estruendo de la pistola volvió a sonar, y de la garganta del chico empezaba a salir cantidades graves de sangre, pues la bala lo había atravesado.

— No permitiré que te acerques a él otra vez.— advirtió con una expresión hostil en su cara.— De hecho, ni siquiera permitiré que vuelvas a ver la luz del sol.

De su mochila saco los cuchillos que había comprado, avanzando hacia donde estaba mientras apreciaba la expresión de miedo y agonía que ponía.

— Tranquilo, esto es lo mejor para él.— dijo con una sonrisa retorcida en su rostro.

El chico empezó a intentar salir de la silla, pero por obvias razones este no podría. Jaekyung únicamente lo observaba, disfrutando ver el sufrimiento y desesperación ajenos.

— No dejaré que mueras de manera rápida, si es lo que te preguntas.

Al observar nuevamente el rostro del chico los recuerdos de la tarde lo inundaron, haciendo que la rabia regresará a él.

'¡Mátalo a golpes!' grito su voz interna.

Dejandose llevar por sus impulsos desató al chico y lo lanzo al suelo, donde lo inmovilizó y le empezó a repartir golpes directos en la cara. Yeong se intentaba defender, pero estaba tan cansado y tenía tan poca fuerza que había dejado que Jaekyung lo golpeara.

Los minutos pasaban y sus nudillos se sentían adoloridos por tanto golpearlo, pero no quería ceder hasta ver qué le había causado mucho daño. Golpeaba con tanta fuerza que la cara del contrario empezaba a desfigurarse, tal como él quería.

'Borra esa sonrisa estúpida que le daba a mi Dan' decía la voz Golpealo más fuerte! ¡Aún se mueve! ¡Mátalo! ¡¡Mátalo!!'

Aún muy enojado tomo los cuchillos que había comprado y tomando impulso apuñaló en el corazón a Yeong, logrando apreciar la mueca de dolor que hacía. No muy satisfecho con eso, empezó a apuñalar repetidas veces con más fuerza.

Destruyelo!' pensaba '¡Destruye cada cosa de él '

No supo cuánto tiempo lo estuvo torturando, pero al notar que la sangre dejaba de salir y que el cuerpo del chico ya no se movía fue cuando se dió cuenta que había logrado su cometido.

Al observar el cadáver desfigurado y lleno de apuñaladas empezó a reír fuertemente, pues le parecía fascinante que el hijo de puta que se había atrevido a intentar quitarle a su Dan estuviese muerto.

— Maldición, me manche de tu asquerosa sangre.— exclamó repugnado.

Por suerte tuvo en cuenta aquella posibilidad, por ende simplemente se cambió de ropa con la que se había llevado.

— Ahora no podrás ir a tu cita con Dan.— hablo con burla mientras veía al cadáver y tomaba su mochila.— Pero tranquilo, yo haré que no se sienta mal por eso.

Y sin más se fue del lugar con mucha felicidad, pues se había asegurado de que aquel tipo tuviera su merecido. Al llegar a su casa hizo su rutina normal, hablo con sus padres, cenaron juntos y se dirigió a su habitación, donde se baño y lavó los dientes. Al recostarse en su cama una sonrisa adornó su rostro, pues se sentía satisfecho de lo que había hecho.

Satisfecho de haber asegurado su lugar.











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Pinche psicópata de Jaekyung.

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