En el desolado suelo de la banqueta se encontraba él lamentándose de su situación, pues ser agredido por chicos más grandes no era muy agradable. Sentía que las gotas de agua lo empapaban, pues para desgracia suya había empezado a llover.
Deseaba quedarse allí y que mágicamente todo el dolor de los golpes desapareciera fugazmente. Enmedio de ese hostil sentimiento optó por cerrar los ojos, sin importarle que la lluvia se intensificara cada vez más.
Su cuerpo temblaba de frío, pero de un momento a otro la sensación de la lluvia sobre su cuerpo se detuvo. Al abrir sus ojos estos se cruzaron inmediatamente con unos orbes de color avellana, quienes tenían un brillo especial.
— ¿Te puedo ayudar?— escucho que dijo.
Aquella voz le resultó melodiosa, haciendo que un escalofrío recorriera su columna vertebral.
— ¿Eres acaso un ángel?— pregunto él, consternado por tal presencia.
Al instante escucho una linda risa, la más bonita que pudiera existir si se atrevía a decir.
— Mi nombre es Kim Dan.— se presentó el desconocido.— Te he visto desde lejos y he notado que te encuentras mal ¿Crees que pueda ayudarte?
— Yo...— se sentía anonadado por el chico frente suyo, pues había algo que le resultaba cautivador.— Mi nombre es Joo Jaekyung.
— Bueno Jaekyung ¿Que ha pasado?
— Nada importante ¿Crees que puedas llamarle a mi madre?— dijo evitando su comentario, pues no se sentía de humor para recordar eso.
— ¿Dónde vives tú y tu madre?— cuestionó mientras se sentaba a su lado, entendiendo la intención de su pregunta.
— A tres casas de aquí se tiene que doblar, de allí solo avanzas dos casas más y te encontrarás con una casa azul claro, esa es mi casa.— indicó mientras señalaba con sus manos.
— ¡Entiendo!— exclamó entusiasmado.— Ten, toma el paraguas.— dijo dándoselo en la mano.
— Espera ¿No lo necesitas?— pregunto confundido.
— ¡Regresaré lo más rápido posible!— Exclamó ignorando lo que había dicho mientras se levantaba.
— ¡Te vas a mojar!
— ¡Espera aquí!— grito mientras empezaba a correr en la dirección que le había indicado.
Vió como su silueta se alejaba, haciéndose cada vez más pequeña. Quería ir detrás suyo, pero el dolor de su cuerpo no se lo permitiría.
¿Acaso se veía tan lastimero para que un niño de su posible edad se acercará?
No supo cuántos minutos estuvo pensando, pero los gritos de su madre lo sacaron de sus pensamientos.
— ¡Jaekyung!— dijo ella entre lágrimas.
— Mamá...— Susurro sosteniendo con más fuerza el paraguas del desconocido.
— ¡Gracias al cielo que estás bien!— exclamó mientras se arrodillaba en el suelo.— Aquel niño llegó a la casa todo mojado y me dijo que estabas tirado en el suelo y yo me sentía tan preocupada que salí corriendo al instante....— murmuró mientras lo abrazaba.
— ¿Dónde está él?— pregunto sintiéndose ansioso de saber que seguía cerca.
— Lo dejé en casa, estaba mojado por lo que debe de estar en la sala junto la chimenea.
— ¿Puedo verlo?
— Claro, pero después hablaremos sobre lo que sucedió ¿Bien?
— Bien— contesto sin mucho ánimo.
Después de aquella breve conversación ambos se dirigieron a pasó lento hacia su casa, pues se encontraba muy adolorido. Al llegar inmediatamente se dirigió hasta la sala, donde lo único que encontró fue una pequeña nota.
Me he tenido que ir porque mi abuelita se puede preocupar por mí, pero espero que Jaekyung se encuentre bien.
Atentamente: Kim Dan♡
— Vaya, que lastima.— Exclamó su madre quien leía la nota por encima suyo.— Quería agradecerle por haberme avisado.
Mientras tanto él sentía un dolor indescriptible en su corazón, pues sentía que había perdido algo importante.
Y así fue como con tan solo 9 años sintió algo más doloroso que un corazón roto.
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El tiempo siguió avanzando desde aquel entonces, siendo así que finalmente habían pasado siete años desde su primer encuentro.
Después de aquel acontecimiento donde perdió el contacto con alguien que ni siquiera conocía, buscó por todas partes a aquel niño dueño del paraguas. Para suerte suya su investigación solamente duro dos meses, pues un día mientras pasaba por un barrio pobre junto a su madre lo encontró allí. Y cuando lo encontró no fue capaz de separarse de él, conviviendo todo el tiempo a su lado.
Los años pasaron y su amistad creció cada vez más, pero dentro de él sentimientos contradictorios crecían. Y es que cada vez que lo veía su corazón se aceleraba, haciendo que diversos pensamientos llegarán a su mente.
Pensamientos retorcidos, tóxicos y posesivos.
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Aquí trayendo otra historia sabiendo que tengo pedidos pendientes o me falta actualizar 😍
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Obsesionado
Fanfiction"-Haré lo que sea para tenerlo a mi lado.-dijo mirándose fijamente al espejo.- Incluso si eso significa tener que eliminar a la competencia con mis propias manos." Día tras día lo observaba, admirando cada acción y movimiento que hacia. Sabía de mem...