NO PUEDO

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Durante la clase, por primera vez,
entendía todo lo que estaba haciendo! Y
hasta dejó que participe y lo hice bien.

Mierda! Hasta podía decir que me sentía orgullosa de mi! Tocó la campana y salí de un humor increíble. Bajé las escaleras, y caminé hacia mi auto.

Joder...no sabía que hacer ahora.

- Quieres ir a almorzar? - dijo su
angelical voz - O quieres cocinar algo en casa?

"En casa"? Sonaba hermoso, sonaba
exquisito. Sonaba a...nuestro.

-Pensé que estabas molesta - dándome la vuelta para verla.

Negó con la cabeza, pero seguía teniendo la cara de pocos amigos que traía desde muy temprano.

-Cómo tú quieras - encogiendo los
hombros.

- Yoko!!- desde la baranda mientras
venía hacía mí.

-De hecho no tengo hambre - mirando a
otro lado.

-Pero... - traté de decir pero Miguel ya
estaba cerca.

-Nos vemos luego - alejándose de mi.

- Qué es lo que quieres!? - molesta
mirando a Miguel.

- Quería disculparme - un poco agitado
por haber corrido - Fui un idiota.

-Dime algo que no sepa - iritada -
Sabes? Esto...no está funcionando...y
tampoco creó que lo haga, así que,
dejemos de perder el tiempo sí?

-Estás terminando conmigo? - dijo
abriendo los ojos más de lo común.

-No...te estoy pidiendo que te cases
conmigo! - sarcásticamente.

Abrí la puerta y entré en el auto. No
tenía dinero...no tenía las laves a su
casa. Apenas sería la 1 de la tarde, y mi
madre salía de casa como a las...3, asi que tenía dos horas para morir de hambre, y pasear por ahí sin rumbo.

Paseé por el lugar, vi parques que nunca había notado, muchos lugares de comida, que se veían exquisitos, por cierto, era un lugar bastante acogedor, pero nnca me di el tiempo para poder verlo.

Ya eran casi las 2:30 y agradecí a los
cielos, mis pobres tripas ya estaban
tronando. Me parquee a unos bloques
de mi casa, y esperaría ahí el tiempo que me quedaba.

Puse música, y empecé a relajarme. Hace bastante tiempo que no canto, así que empecé a hacerlo, sentía un peso menos encima cada que lo hacía,
me gustaba bastante, pero eso...eso si
nadie lo sabía.

Era mi pequeño placer culposo. Ya me pasé de las 3 de la tarde entonces parti a casa.

Tomé las laves y mis manos temblaban
ferozmente, tenía mucho miedo de
encontrarme con mi madre. Acabé
de abrir la puerta con toda la calma
y cautela del mundo, y por suerte no
escuché a nadie. Subí las escaleras, y
confirmé que estaba vacía. Fui a mi
habitación y saqué los liros que me
hacían falta, y algo más de ropa...y un
elemento especial.

Bajé a la cocina, m preparé rápidamente un sándwich, mis manos aún temblaban, tenía miedo. Tomé todo y me fui a casa de Faye.

Me fui directamente al patio trasero,
y saqué mi elemento especial, uff eso
me hacía sentir mucho mejor. Sentí mi
garganta quemar por unos instantes
y luego ya no. Mi cuerpo se sentía
adormecido, mis labios, mi lengua. Fui a "mi" habitación y me recosté en la cama.

Me puse música suave, y relajante, y miré el techo sintiendo mi cuerpo volar.

-Qué estás haciendo? - escuché una voz
preciosa.

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