NO ME MIRES ASI

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Me aparqué al lado de un parque
aparentemente desierto. Bajé y saqué un cigarrillo. Recién noté como mis manos temblaban. Me senté en unos de los bancos y cerré los ojos.

Sólo esperaba que un psicópata pasara y me matara de una buena vez. Escuché la puerta de un auto cerrarse y abrí mis ojos inmediatamente.

Sólo eso me faltaría...que me roben el
auto. Pero no...era peor que eso.

-Es enserio!? - dije molesta abriendo
mis manos - No entendiste la parte de
dejarme en paz?-

-Quiero hablar contigo! - molesta.

-Yo no - más molesta.

Pero a esta mujer la vería hasta en mi
puta sopa!! Se sentó a mi lado, pero no
me miraba, ni yo a ella. Sinceramente era como estar en una relación de bastante tiempo, donde lo único que hacen es discutir sin ningún sentido, ni motivo.

-Mira - dije botando el humo de mi
cigarrillo - Tengo demasiada mierda en
mi vida, como para que tú también me
cagues.

-Puedes dejar de decir malas palabras?
- dijo irritada.

Que joder! Otra que parecía mi madre.

-Ya vete - negando con la cabeza -
Seguramente tienes algo mucho mejor
que hacer.

Su puto perfume ya me hacía tener
nauseas, o tal vez simplemente...tenía
demasiada hambre.

- Escucha - seriamente - No...no
sé qué es lo que estoy haciendo.

-No me digas! - riendo irónicamente.
Rodó los ojos y tomó aire para aguantarme.

-Yoko, nunca...sentí algo como esto -
elevando las cejas - Y es muy molesto.

La verdad....la entendía a la perfección. Si pudiera arrancarme toda esta mierda, lo haría.

-Te quiero a ti - bajando la mirada - A
nadie más.

Ay no...Yoko no! No puedes caer tan
rápido!.

-Si no me importaras - siguió - No
seguiría persiguiéndote para que me
sigas tratando mal.

La miré y ella subió la mirada, conectándose con la mía.
Aparté la vista y negué con la cabeza.

-No me mires así - intentando no sonreír.

-Así cómo? - preguntó con una risilla.

-No lo sé - riendo.

La volví a mirar y me sonrió de lado.
Joder, pero que débil que era.

-Te odio tanto - negando con la cabeza.

- Gracias - rió.

Se arregló el cabello, y volvió a mirarme.

Era tan preciosa. Me mordí el labio
inferior y miré a otro lado.

-Qué haremos!? - mirando a un punto
incierto.

-No lo sé - dijo en un suspiro.

-Puede acabar muy mal - mirándola.

- Lo sé - bajó la mirada.

Volví a sentir las mariposas revolotear
dentro de mí. Me encantaba estar cerca
de ella. Volví a aspirar mi cigarrillo, bien, me sentía mejor sólo con su compañía, pero eso no quitaba el hecho de que estaba sin ningún lugar a dónde ir.

-Mi madre me hecho de casa - botando
el humo.

-Hablas enserio? - frunciendo el ceño.

Me limité a asentir.

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