En un mundo donde los destinos se entrelazan entre los focos del estadio y las pantallas brillantes de las redes sociales, Richard Rios, un talentoso futbolista paisa del Palmeiras, y Fernanda Osorio, una influencer costeña, se encuentran unidos por...
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08: Conexión
Pov's richard
El día empezó como cualquier otro, con el sol bañando las calles de São Paulo y el aroma familiar del café llenando nuestro apartamento. Estaba en la cocina, preparando una taza para mí, cuando escuché los suaves pasos de Fernanda detrás de mí. Sentí su presencia antes de verla, y aunque intenté enfocarme en lo que estaba haciendo, su cercanía me desconcentró.
Me giré y la vi, con el cabello ligeramente despeinado y esa expresión soñolienta que la hacía ver vulnerable, casi infantil. Me sorprendió la ternura que sentí en ese momento.
—Buenos días—dijo Fernanda, con una sonrisa perezosa.
—Buenos días—respondí, tratando de no sonar demasiado serio— ¿Te sirvo un poco de café?
Asintió mientras tomaba asiento en la pequeña mesa de la cocina. Sirviendo la taza, noté cómo su mirada vagaba por la habitación, como si estuviera perdida en sus pensamientos.
Nos sentamos en silencio durante unos minutos, cada uno absorto en su propia mente. Fue Fernanda quien rompió el silencio primero.
—Richard, he estado pensando...—dijo, con cierta vacilación— Tal vez deberíamos hacer algo juntos hoy. Algo fuera de nuestra rutina.
Levanté la mirada de mi taza de café, sorprendido por su propuesta.
—¿Salir?—pregunté, no porque no entendiera, sino porque me sorprendía que fuera ella quien lo sugiriera.
—Sí, salir—repitió, con una ligera risa— No me refiero a algo lujoso o público. Solo... salir, disfrutar el día sin pensar en las cámaras, en los seguidores, en todo eso.
La idea sonaba tentadora, casi demasiado buena para ser verdad. Pero al mismo tiempo, sentí una pequeña chispa de emoción ante la perspectiva de pasar tiempo con ella sin distracciones externas.
—Suena bien—dije finalmente, con una sonrisa que traté de no hacer demasiado evidente— Podemos hacer eso. ¿Tienes algún lugar en mente?
Fernanda se encogió de hombros.
—Podríamos ir a un parque, caminar un poco. Nada elaborado.
Asentí, sorprendido de lo sencillo que sonaba todo, de lo fácil que era estar de acuerdo con ella en esto. Nos preparamos en silencio, sin la presión habitual de tener que decidir qué ponernos para las cámaras o para impresionar a otros. Hoy, parecía que todo se trataba de nosotros.
Salimos y caminamos juntos por las calles de São Paulo, y por primera vez en mucho tiempo, me sentí relajado. Había algo diferente en nuestra dinámica, algo que no podía identificar del todo, pero que me hacía sentir más cómodo, más dispuesto a compartir con ella.
Finalmente, llegamos a un parque pequeño, uno de esos rincones tranquilos de la ciudad donde las personas se refugiaban del ajetreo diario. Nos sentamos en un banco, observando a la gente pasar y dejando que el silencio hablara por nosotros.