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𝟬𝟬𝟮.5 ━━━━ 🔓❛ ExtraTime ! ❜
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Las risas se apagaron gradualmente, y finalmente, la cabaña quedó en silencio. Pronto, el suave sonido de la respiración de mis compañeros de cabaña llenó el aire, y esta vez, nada me impidió sumergirme en un sueño profundo.
...
Después de que (n) se quedó dormida, la cabaña cayó en un breve silencio. El cual no duró mucho debido a las quejas del pelinegro.
-¡Otoya, deja de roncar tan fuerte! -se quejó Karasu en voz baja desde su litera, tapándose las orejas con las manos.
A pesar de la queja, los ronquidos continuaron. El ruido despertó a Hiori, quien se frotó los ojos y preguntó, visiblemente molesto:
-¿Qué pasa ahora?
-Otoya está roncando como una motosierra -respondió Karasu, señalando a su compañero, quien seguía roncando despreocupadamente.- Tenemos que despertarlo.
-Vale, pero no hagas ruido, no queremos despertar a (n) -susurró Hiori, levantándose con cuidado.
Ambos se acercaron a la litera de Otoya. Karasu, decidido a despertarlo, se estiró para darle un empujón, pero casi se cayó de la cama en el proceso. El ruido hizo que ambos miraran rápidamente hacia la cama de abajo, donde (n), milagrosamente, seguía durmiendo profundamente.
-Uf, por poco -murmuró Karasu, aliviado.
Justo en ese momento, Hiori, en su intento de acercarse sin hacer ruido, tropezó con una de las mochilas y cayó ruidosamente al suelo.
-¡Shhh! No hagas ruido -dijo Karasu en un susurro apresurado.
-¿Qué estás haciendo, Hiori? Vas a despertar a la niña -añadió Otoya, levantando la cabeza y revelando que había estado despierto todo el tiempo.
-¡Vosotros sois los que hacéis más ruido que un tren! -replicó el de ojos cyan, tratando de mantener la voz baja a pesar de las burlas de sus amigos.
El intercambio de miradas irritadas y los susurros airados fueron interrumpidos por un leve movimiento en la cama de abajo. Los tres contuvieron la respiración, temiendo haber despertado a (n). Sin embargo, ella seguía durmiendo profundamente, ajena al caos a su alrededor.
Karasu y Hiori se tranquilizaron al ver que no la habían despertado. Sin embargo, en su intento de volver a su cama, Hiori tropezó de nuevo, esta vez con una caja que había dejado por ahí. El ruido fue aún mayor.
-¡Mira por dónde vas! -susurró Karasu, al borde de reírse.
-Joder, Hiori. Y eso que eras tú el que no quería despertarla -se burló el albino, volviendo a cerrar los ojos como si nada.
-¡Cállense!
Si tan solo Hiori supiera que se había convertido en el centro de las burlas de esos dos...
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