CAPÍTULO 16: LA TENTACIÓN DE LO PROHIBIDO

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La luz entraba tenue a través de la persiana, acariciando sus párpados y llevándola a la consciencia sin llegar a comprender la sensación de paz que se había adherido a su pecho, había dormido profundamente por primera vez en semanas y se sentía bien. Una sonrisa adornaba su rostro con los ojos aun cerrados, recordando poco a poco la intensidad del día anterior, los labios de Faye en sus labios, recorriendo su piel y encendiéndola como nunca, quemándole con sus besos, Faye tomándola, poseyéndola por completo, llenando un vacía en su pecho que no sabía que existía, convirtiéndose en la otra mitad de su vida y a la vez complicándola, a pesar de que no quería pensar en eso, no cuando se sentía feliz y dichosa amaneciendo en los brazos de su amada, protegida y segura, libre y sobre todo enamorada.

Intentó incorporarse para mirar la hora en el despertador cuando notó un peso sobre su pecho, demasiado peso para ser el brazo de Faye. Abrió los ojos acostumbrándose a la luz que penetraba por la ventana y su sonrisa se hizo aun más grande al descubrir a Ling dormida, completamente aferrada a ella. Sus cabellos color miel alborotados sobre su propio pecho y en una de sus pequeñas manos aferraba con fuerza la camisa de su madre, la misma que arrastraba a todos lados.

No recordaba en qué momento la pequeña se unió a ellas en la cama de matrimonio pero encontrarla durmiendo tranquila sobre su pecho la obligó a tomar conciencia de algo que aun no había meditado. Faye era madre, tenía responsabilidades, una hija que dependía de ella por completo y, si al final compartían camino por los senderos de la vida, esa niña sería suya también, su responsabilidad.

Debía asustarse, era joven y no estaba preparada para atarse a algo tan grande como la maternidad pero la pequeña se removió inquieta sobre ella y balbuceó en sueños, aferrándose a su pecho con infinita confianza y borrando cualquier duda o temor que pudiese bailar por su mente.

Intentando no despertarla, se acomodó para tener una visión perfecta de Faye, durmiendo serena a su lado, sus piernas estaban enredadas de tan manera que solo el color de piel, uno más claro y otro ambarino, servían para diferenciarlas, el fuerte brazo de su amada la mantenía sujeta en un abrazo protector y suave, estaba literalmente atrapada entre e Faye y su hija, por lo que sonrió con ganas y se dedicó a memorizar los suaves gestos de la castaña profundamente dormida.

La ligera sonrisa que adornaba su rostro, su cabello dorado cayendo en cascada sobre la almohada, su cuello, las pequeñas manchas marrones que adornaban su piel, era tan bella que le quitaba el aliento y su corazón se desbocaba ante el recuerdo de sus dedos recorriéndola como si fuese de cristal.

Perdida en su atento escrutinio de su amada, el despertador la sobresaltó, despertando a Ling debido a su salto y también a Faye, que adormilada miraba a su alrededor intentando entender por qué no estaba sola en su cama.

La pequeña empezó a saltar entre una y otra gritando completamente eufórica, haciendo que ambas mujeres se miraran y sonrieran, una cosa estaba clara y era que Yoko se había ganado el corazón de las dos Malisorn.

Atrapando a su hija para que se estuviese quieta, sin mucho éxito ya que la pequeña pataleaba y luchaba por soltarse, se fundió con su pelinegra en un profundo beso, roto por una sonrisa.

-Buenos días ¿Llevas mucho despierta?
-"No mucho, me gusta mirar como duermes"
-El pequeño terremoto apareció de madrugada ¿te ha molestado?
-"Para nada, parece que le gusté como almohada, pero no me molestó al contrario"
-¿A qué hora empiezas las clases?
-"A las ocho y media hoy, ¿Y tú?"
-Hoy no voy hasta las diez, deberías prepararte princesa o no llegarás

Con un mudo asentimiento se levantaron, dando por imposible tranquilizar a la pequeña que se había levantado completamente alterada. Faye preparó café mientras Yoko conseguía que Ling se sentase a tomar su desayuno, compartiendo un momento tan cotidiano que debía aterrarlas y solo las llenaba de paz y alegría.

Miss Malisorn Donde viven las historias. Descúbrelo ahora