CAPÍTULO 18: HERIDO EN SU ORGULLO

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Era viernes por la noche y todos los estudiantes se preparaban para salir a distintas fiestas y eventos que se organizaban con el único fin de evadirse del mundo con copas de alcohol y amores vacíos y banales que a la mañana siguiente perdían todo el sentido.

Todos menos ellas, Love y Yoko se encontraban encerradas en casa de la pelirroja entre libros y apuntes pues tenían encima los exámenes y no querían que les pillara el toro, querían estar preparadas.

La pelinegra tenía gran parte de culpa de que se encontraran estudiando puesto que Love deseaba con todas sus fuerzas asistir a cualquier bar de la ciudad, beber hasta hartarse y quizás encontrar alguien con quien pasar la noche pero su amiga fue tajante, se iban a quedar estudiando y no se hablaba más del asunto.

Entre suspiros y resoplidos de la rubia, ambas estaban profundamente sumergidas en sus apuntes sin que Yoko hiciese caro alguno a los quejidos de Love y las puyas que le lanzaba de vez en cuando.

Parecía que nada podía sacarlas de su limbo entre libros y papeles cuando el móvil de Yoko sonó estruendosamente avisándole de la llegada de un mensaje. Love, al ver su cara, enseguida intuyó quién había importunado su estudio y entre risas le lanzó una almohada a su amiga que no dejaba de sonreír.

Habían pasado varios meses desde esa tarde en su banco, donde pusieron nombre a la pasión que las desbordaba y se metieron completamente en una relación que, a la vista de todo el mundo, estaba evocada al fracaso. Durante esos meses sus miradas, cargadas de un sentimiento al que solo ellas podían poner nombre, se hicieron cada vez más frecuentes, ya no solo en el aula sino cada vez que se encontraban en los pasillos, o a lo lejos, una mirada bastaba para gritarse que se pertenecían.

Un simple roce de sus dedos cuando el aroma de vainilla invadía sus sentidos y no necesitaba mirarla para saber que la estaba amando, su corazón se aceleraba y se sentía feliz, nada podía bajarla de esa nube dónde Faye Malisorn la amaba por encima de todo.

Love y Lux resultaron ser de gran ayuda, la profesora Sulax no parecía escandalizada por la reciente relación entre la joven Lerprasert y su amiga Faye, las cosas entre ambas profesoras parecían haberse arreglado y ya no se asesinaban con la mirada, todo parecía volver a un cauce normal lentamente y eso la llenaba de dicha, su castaña empezaba a ser feliz una vez más. La voz de Love la sacó de sus ensoñaciones y rápidamente se recompuso, pensar en Faye siempre la evadía de su realidad.

-¿Es miss rompecorazones? ¿Qué te dice?
-"No la llames así, sabes que no me gusta"
-Te tiene loquita, además sé que es ella sino no habrías dejado de estudiar, tú que eres doña estudio aunque venga la peor catástrofe climática sobre mí
-"Calla idiota"
-Venga Yoko ¿Qué te dice? ¿Algo guarro? No me la imagino haciendo esas cosas

Sin prestar la más mínima atención a su amiga abrió la conversación de Faye en su teléfono y sonrió leyendo su mensaje.

-"¿Cómo estás? ¿Vas a salir?"
-"Hola... no, estoy estudiando con Love ¿Y tú?"
-"Escribiendo, y con la pequeña terremoto corriendo por toda la casa"
-"Me encantaría verla, seguro que está muy graciosa"
-"Lo está...los primeros cinco minutos, después ya no es tan graciosa ¿Vas a venir?"
-"Tengo que estudiar"
-"Puedo sobornarte"
-"¿Cómo?"

Un nuevo almohadazo por parte de su amiga la obligó a alzar la cabeza, Love la miraba ansiosa por saber de qué estaba hablando con su profesora, según la rubia vivían una telenovela y no quería perderse detalle. Su teléfono volvió a sonar y, esquivando la mirada asesina de su amiga, abrió nuevamente la conversación de su profesora para ver que esta le había mandado una fotografía.

Faye y Ling en pijama sonriéndole, la pequeña intentaba coger el teléfono de su madre, seguramente para hablar con ella, en más de una ocasión había recibido un mensaje de voz de la niña balbuceando y riendo.

Miss Malisorn Donde viven las historias. Descúbrelo ahora