A la mañana siguiente, Alastor despertó antes que Emily. Silenciosamente, se deslizó de entre las sábanas y se movió entre las sombras hacia la cocina. Allí, comenzó a preparar su jambalaya, una receta que siempre le traía recuerdos cálidos y nostálgicos. Mientras picaba los ingredientes, Charlie bajó las escaleras y lo encontró solo en la cocina. Aprovechó la oportunidad para abordarlo con una pregunta cautelosa.
—¿Estás planeando algo con Emily? —preguntó Charlie, con un tono de desconfianza.
Alastor, consciente de la importancia de no levantar sospechas, respondió con una sonrisa calculada:
—No, Charlie. Solo busco la compañía de alguien que me comprenda, como Emily.
Charlie, aún escéptico, le advirtió con firmeza:
—Espero que sea así, porque si me entero de que estás intentando algo más, te echaré del hotel.
Alastor, tratando de mantener la calma, replicó:
—Si realmente desconfías tanto de mí, ¿por qué no me echas en lugar de amenazarme?
En ese momento, Emily bajó por las escaleras, sin haber escuchado la conversación anterior. Al llegar, preguntó qué estaba ocurriendo. Alastor, con rapidez, respondió:
—Solo estábamos conversando sobre algunos asuntos del hotel.
Emily, aceptando la explicación, notó la jambalaya que Alastor estaba preparando y se ofreció a ayudar. Alastor, complacido, aceptó la oferta.
—Esta receta es de mi madre —dijo Alastor mientras trabajaban en la cocina, un brillo nostálgico en sus ojos.
—¿Podrías contarme más sobre ella? —preguntó Emily, intrigada.
Alastor sonrió, un destello de melancolía en su rostro:
—Te lo contaré cuando tengamos más confianza.
Emily aceptó con interés y continuaron con la preparación. Al terminar, sirvieron la jambalaya a todos los huéspedes. Durante la comida, Alastor se sentó junto a Emily y conversó con el resto de los principales mientras los demás disfrutaban del platillo.
Después del desayuno, Alastor se deslizó entre las sombras hacia la carnicería para comprar un venado, que planeaba cocinar al día siguiente. Al anochecer, regresó a su habitación, donde Emily se estaba poniendo su pijama. Alastor, actuando con caballerosidad, se dio la vuelta para darle privacidad.
Emily, al darse cuenta de su gesto respetuoso, terminó de vestirse y le dijo que podía volver a mirar. Luego, con una sonrisa tímida, le preguntó si podía quedarse a dormir con ella esa noche. Alastor, que ya había pasado la noche anterior sin problemas, aceptó nuevamente con gusto.
Conversaciones Nocturnas
Antes de dormir, decidieron conversar sobre algunos temas personales. Emily le explicó por qué creía en la redención, compartiendo su esperanza de que todos pudieran encontrar un camino hacia el perdón. Alastor, con una sinceridad inesperada, compartió algunas de sus propias experiencias y desafíos. La conversación íntima fortaleció el vínculo entre ellos y les permitió comprenderse mejor.
Finalmente, se fueron a dormir. A medida que Alastor estaba a punto de quedarse dormido, sintió unos brazos envolviéndolo. Aunque sorprendido, decidió ignorar la situación y continuar descansando, confiando en que la cercanía era un signo de su creciente relación de confianza.
El Error de Angel
Sin embargo, Angel, que se había despertado para buscar un bocadillo, pasó por la habitación y, movido por la curiosidad, se detuvo a observar. Al ver a Emily abrazando a Alastor mientras dormía, Angel decidió tomar una foto con su celular. Sin pensar en las posibles repercusiones, publicó la foto en las redes sociales, capturando un momento que parecía inocente pero que, inesperadamente, iba a desencadenar una serie de eventos desafortunados.
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Un amor imposible (Alastor x Emily)
RomanceQuien pensaria que el demonio mas cruel puede amar a alguien